¡Qué lástima Cristina, qué lástima!

“Nadie logra mentir, nadie logra ocultar nada cuando mira directo a los ojos” (Paulo Coelho)

Era la fiesta de la democracia, el traspaso del mandato de un presidente saliente al entrante, que más allá de las diferencias, enviaba un mensaje al mundo de que una Argentina dividida, podía dar un ejemplo de republicanismo.

Pero nuevamente la intolerancia le ganó a la razón y todos vimos a una Cristina Kirchner enfadada como en el pasado, donde solo es válido lo que ella entiende que debe ser y sin aceptar las reglas del juego democrático.

La expresidenta y ahora vicepresidenta de Argentina, montó su actuación para que el mundo la viera y ya que estaba allí en el Congreso como figura no protagónica, ensayó su cara adusta y sin mirar a los ojos a Mauricio Macri, le saludó con desprecio.

Pero eso no fue todo, Cristina siguió con el papelón:

https://twitter.com/clarincom/status/1204488814212849665

Y lo logró, el mundo la vio, pero ese espectáculo deprimente que escenificó, demostró que sigue tan totalitaria y prepotente como antes. Nada cambió.

A pesar de estar procesada por delitos de corrupción y que gracias a que tiene fueros como senadora no está en la cárcel, se olvidó del vergonzante trasiego de dinero de “La Rosadita”, de la desaparición de un PBI completo durante sus mandatos, de las coimas del dinero K, de los nueve millones de dólares que su funcionario José López intentó esconder en un convento y que era producto de sobornos; del inexplicable crecimiento del patrimonio familiar y donde sin ningún remordimiento involucró a su hija, con el hallazgo de un cofre fort con cuatro millones de dólares, entre otros casos por los que están presos varios de sus exfuncionarios incluido su ex vicepresidente.

Se olvidó del caso Nisman;  del pacto con Irán, de la valija de Antonini Wilson con dinero chavista para su campaña electoral

La grieta de la que tanto se habla, no se cierra, la vicepresidenta la agranda. No entendió nada.