Neuropolítica: la utilización del Big Data en Chile para saber lo que piensan los manifestantes

Se busca reconducir el debate con la especulación de que el trabajo de inteligencia está focalizado en el extranjero y que no tiene mayor importancia ya que se inserta en la mente del elector las figuras que las cúpulas quieren que se debata a fin de que  la población discuta "conscientemente" acerca de la poca trascendencia del informe y no de la importancia que tiene utilizar el Big Data para fines políticos y sus consecuencias

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Andrés Fredericksen,

El Big Data es una herramienta estadística de alto nivel, en sí es un sistema de representación de datos que recoge una gran cantidad de información que será utilizada para un estudio posterior de cualquier área que se desee interferir. Las herramientas Big Data surgieron para poder analizar el comportamiento humano de los usuarios en plataformas online permitiendo conocer con mucha precisión nuestras conductas, preferencias y opiniones.

Es lo último en materia de inteligencia política, así llegó Barack Obama a la Casa Blanca en las elecciones de 2012, recopilando toda la información que los ciudadanos estadounidenses publicaron en la red con el objetivo de saber sus preferencias.

El Big Data se dedica a perfilar, segmentar y clasificar nuestras idiosincrasias y esos datos pueden ser empleados en el diseño de estrategias para la manipulación política o para el propio beneficio de los líderes de turno.

El Ministerio del Interior chileno presentó al Ministerio Público un análisis de 112 páginas que resume el comportamiento de los ciudadanos chilenos a través de las redes sociales desde el 18 de octubre, día en que se iniciaron las movilizaciones ciudadanas en el país, situación que conlleva a que se especule con una eventual injerencia extranjeras en los disturbios que se han producido en el país desde que comenzaron las protestas contra el presidente Sebastián Piñera y el modelo económico.

Estrategia del marco cognitivo para el debate

En este contexto se alza un marco cognitivo temático a través de los medios de comunicación  en el que los papeles semánticos contemplan la existencia de varias figuras del mundo del deporte y la música chilena como el futbolista Gary Medel o la cantante Mon Laferte, entre otros.

Ante esto,  estructurado el marco temático se hace ver en la población que la información de inteligencia proporcionada por el Ejecutivo es “mediocre” y “simple” a fin de que se abra un campo de debate por sobre los alcances del Big Data y su trascendencia el la sociedad. La repetición por parte de los ciudadanos en las redes o en las charlas rutinarias asienta estos marcos en el cerebro. Se busca reconducir el debate  en la ciudadanía con la especulación de que el trabajo de inteligencia está focalizado en el extranjero y que no tiene mayor importancia. Se inserta en la mente del público las figuras discursivas que las cúpulas quieren que se analicen a fin de que la población discuta “conscientemente” acerca de la poca trascendencia del informe y no de la importancia que tiene utilizar el Big Data con fines políticos sociales generando desinformación, al tiempo de “manipular” la opinión pública.

En sí se determina que la causa principal del problema son los mensajes que vienen del extranjero, y la causa secundaria es la aparente simplicidad del informe, del que se conoce sólo una mínima parte, con las figuras mediáticas vinculadas. Este marco obvia muchas consideraciones que deberían tomarse en torno a este tema y la utilización de datos sensibles de los ciudadanos.

Ya lo explica el investigador de lingüística cognitiva George Lakoff “un marco que define temas caracteriza el problema, reparte las culpas y reduce las posibles soluciones. Más importante aún, los marcos que definen temas inhiben preocupaciones relevantes si éstas quedan’ fuera del marco”.

El marco entregado y estructurado es falso. Por ende se requiere cambiar el marco y decir la verdad acerca de las implicaciones que puede tener en la sociedad la recopilación de los datos personales, sus fines y cómo se obtuvieron lo que permitiría dar cabida a preocupaciones más reales en torno a este tema.

El Big Data mal utilizado da origen a nuevas formas de vulneración de derechos, donde la intimidad y el honor han resultado los primeros damnificados. El “Big data” es algo “invisible” pero que invade cada momento de la vida cotidiana pues lo hacen con datos privados, obtenidos sin nuestro consentimiento o con un consentimiento no consciente.

Ya lo señaló la Resolución del Parlamento Europeo, de 14 de marzo de 2017, sobre las implicaciones de los macrodatos en los derechos fundamentales: privacidad, protección de datos, no discriminación, seguridad y aplicación de la ley. En uno de sus considerandos, especifica que la utilización del Big Data, “implica la capacitación de dispositivos de inteligencia artificial como redes neuronales con el fin de predecir algunos acontecimientos o comportamientos”.

La utilización del Big Data es una de las situaciones más graves a nivel de estrategia política que ha pasado desde el 18 de octubre y la simpleza del debate en torno a esto es el objetivo primordial de las cúpulas. El nivel mostrado por los políticos de turno  en torno a esta materia demuestran no tener idea de lo que está pasando en Chile pues esto conlleva una serie de retos jurídicos importantes vinculados al concepto de transparencia y el del derecho de acceso a la información ya que los servicios de inteligencia tiene acceso una potente infraestructura de datos que pueden ser utilizados para su propio beneficio comprometiendo nuestra disposición a expresar libremente opiniones y a mantener una independencia política con la excusa de frenar una amenaza terrorista o en pos de una supuesta vulneración de la “seguridad nacional”.

El Big data precisa identifica, localiza, clasifica y prioriza donde intervenir  y eventualmente sirve para manipularnos como ciudadanos con la realización de perfiles ideológicos, además de  inferir gustos y preferencias, estatus socioeconómico, contexto familiar u otras variables. De esta forma las cúpulas saben qué mensaje lanzar a cada ciudadano para que se sienta identificado y escuchado por la postura dominante, además de monitorizar temáticas y tendencias de la opinión pública para enviar avisos estructurados en momentos de máximo impacto.

Por: Andrés Fredericksen  Twitter: @fredericksen_a
DEA del programa de doctorado en Ciencias Políticas y Sociología por la U. Pontificia de Salamanca.
Máster en neurociencias cognitivas aplicadas a la empresa por la U. Rey Juan Carlos de Madrid.