Evo Morales en Bolivia recogió lo que sembró.
Evo Morales, no respetó el referéndum que lo inhabilitaba para una nueva postulación.
Evo Morales era consciente que había cometido un burdo fraude fácil de detectar en una auditoría. Por eso llamó a nuevas elecciones pero ya era tarde. El pueblo pidió la renuncia. Difícil creer en quien ha mentido.
Evo Morales “ganó” con un fraude descomunal las elecciones y cuando lo descubrieron con pruebas irrefutables, habló de un golpe de Estado.
Evo Morales ordenó reprimir al pueblo que protestaba pidiendo por sus derechos avasallados.
Evo Morales recibió el no rotundo de las Fuerzas Armadas y de la Policía que se negaron a reprimir a los ciudadanos.
Evo Morales al encontrarse sin respaldo a sus tropelías, renunció. La mentira ya era insostenible.
En Bolivia no hubo un golpe de Estado, fue el pueblo el que movilizó conciencias para terminar con los atropellos y los fraudes de Evo Morales.
Quienes hoy salen a defender el resultado fraudulento de unas elecciones viciadas de nulidad, son cómplices de la estafa; ni más ni menos. Así de simple.
Alberto Fernández, el aprendiz de cómico y electo presidente de Argentina, que luego de criticar ferozmente a Cristina Kirchner, se arrodilló ante la exmandataria, sale ahora a decir que “en Bolivia se ha consumado un golpe de Estado producto del accionar conjunto de civiles violentos, el personal policial autoacuartelado y la pasividad del ejército”.
Otro cómplice de la mentira.
Muy buen análisis. Evo quiso perpetuarse en el poder con un fraude y la gente dijo basta.
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