La cuarta revolución industrial

0
835
La cuarta revolución industrial. Foto: World Economic Forum.

La cuarta revolución industrial representa un cambio fundamental en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con los demás. Es un nuevo capítulo en el desarrollo humano, el cual está habilitado por los avances tecnológicos proporcionales a los de la primera, segunda y tercera revolución industrial, y que está fusionando los mundos físico, digital y biológico en formas que crean tanto promesas como riesgos. La velocidad, amplitud y profundidad de esta revolución nos está obligando a replantearnos la forma en que los países deben desarrollarse, cómo las organizaciones crean valor e incluso lo que significa ser un humano; además, es una oportunidad para ayudar a todos, incluidos los líderes, los encargados de la formulación de políticas y las personas de todos los grupos de ingresos y países a aprovechar las tecnologías a fin de crear un futuro inclusivo y centrado en el ser humano.

Fusión de tecnologías

La colaboración entre las disciplinas está abriendo nuevas fronteras

La cuarta revolución industrial es diferente de las anteriores, ya que se creó a partir de la fusión de tecnologías y de una creciente armonización e integración entre las disciplinas de investigación. Hoy en día casi todos los avances en los campos aprovechan la capacidad digital. Por ejemplo, la precisión en la edición del genoma no sería posible sin la incesante mejora en la potencia de procesamiento y el análisis de datos. Del mismo modo, los robots más avanzados no existirían sin los nuevos enfoques de la inteligencia artificial que dependen de los sistemas digitales y la potencia de procesamiento. Los mundos físico y digital también chocan en terrenos como el de los vehículos autónomos y la impresión en 3D. Los avances en los sensores están permitiendo que los robots y sistemas autónomos puedan comprender y responder mejor a sus entornos y que puedan participar en una amplia variedad de tareas fuera de las instalaciones de una fábrica, el lugar en donde más se han implementado históricamente. Hoy en día estos sistemas pueden acceder a la información de forma remota por medio de la nube y conectarse entre ellos para intercambiar información y aprender colectivamente. A medida que la próxima generación de robots surge como un elemento del Internet de las cosas, habrá un mayor énfasis en la colaboración hombre-máquina. Los mundos físico y biológico se están fusionando debido, en parte, a la creación de nuevos materiales diseñados para emular el mundo biológico. Por ejemplo, el descubrimiento de nuevos tipos de polímeros termoestables reciclables, llamados polihexahidrotriazinas, es un gran paso hacia una economía más sostenible. Hoy en día se utilizan habitualmente nuevos materiales en implantes médicos, en la ingeniería de tejidos y para la creación de órganos artificiales, por otra parte, la impresión en 3D se utiliza cada vez más para crear estructuras personalizadas. Los mundos biológico y digital coinciden de manera más controversial en el mundo de la ingeniería genética. Los sistemas de edición y secuenciación de genes ampliamente accesibles y económicos, como CRISPR/Cas9, hacen que sea posible retirar o sustituir secuencias en el genoma de plantas y animales de manera confiable y precisa. Los mundos biológico y digital también están coincidiendo en la forma en que se utilizan los sensores para supervisar la salud y el comportamiento personales, y para comprender e influir en la actividad cerebral. Los avances que se podrían haber limitado a los sistemas digitales, como la aplicación de la criptografía en la tecnología de cadena de bloques para crear registros programables, distribuidos y seguros, ahora están teniendo un impacto generalizado en el mundo real. Por ejemplo, la cadena de bloques, que puede que sea mejor conocida como un marco para la moneda virtual, puede brindar nuevas formas de gestionar los registros de tierras y rastrear la deforestación.

Gobernanza ágil

Las nuevas tecnologías están superando los marcos regulatorios

Los gobiernos pueden aprovechar las tecnologías de la cuarta revolución industrial para poder gobernar mejor, ser más accesibles y aumentar la transparencia y la confianza, además de tener un mejor seguimiento de los bienes públicos. Por ejemplo, Barcelona utiliza tecnologías como el Internet de las cosas para supervisar mejor la recolección de residuos y ahorrar la electricidad utilizada en los postes de luz, y el gobierno de Estonia usa la cadena de bloques para asegurar los datos nacionales y los servicios en línea. Sin embargo, la tecnología también puede crear desafíos de gobernanza, ya que, en algunos casos, los avances pueden amenazar el contrato social entre el gobierno y la ciudadanía. Por ejemplo, el aumento del uso de las redes sociales en línea ha creado situaciones en las que se ha manipulado y desinformado al electorado (se han creado nuevas industrias para implementar específicamente este tipo de persuasión, como Cambridge Analytica, una empresa que llamó considerablemente la atención pública el 2018 después de que fue suspendida de la plataforma de Facebook por recibir y recopilar datos personales de los usuarios indebidamente). Los gobiernos se verán obligados a cambiar su enfoque a la hora de crear y aplicar las normas, y crear nuevos instrumentos para manejar la difusión de las nuevas tecnologías. Una gobernanza ágil implicará que los gobiernos encuentren formas para reinventarse, a fin de comprender mejor lo que están regulando; para lograr esto, se necesitará una estrecha colaboración entre las empresas y la sociedad civil. El volverse más ágil no debería ser un proceso frenético que no termina nunca y que crea incertidumbre para los encargados de la formulación de políticas. Lo que se requiere no son necesariamente formulaciones de políticas más rápidas, sino entornos normativos y legislativos que fomenten la resiliencia ante la incertidumbre de los procesos sociales, económicos y tecnológicos. La clave será hacer que la deliberación sea más productiva de lo que es ahora, y crear la máxima cantidad de espacio posible para las futuras innovaciones. Poner en práctica la gobernanza ágil implicará el tener que entender los modelos existentes y cómo funcionan en determinados contextos sociales y políticos, y buscar oportunidades para aprovechar las nuevas tecnologías y procesos que puedan eliminar los cuellos de botella de esos modelos. Se necesitará que los reguladores aumenten su eficiencia y eficacia en las asesorías, y mejoren la transparencia y la flexibilidad. Como argumentó el anterior Consejo de la Agenda Global sobre el Software y la Sociedad (Global Agenda Council on Software & Society) del Foro Económico Mundial, una gobernanza verdaderamente ágil debe tener en cuenta cómo las nuevas tecnologías afectan a los mercados laborales, el dinero y la tributación, la responsabilidad, la seguridad, la privacidad y la inclusión, mientras evalúa formas para eliminar los desequilibrios de poder.

Ética e identidad

Las innovaciones están redefiniendo lo que significa ser un humano

Las innovaciones que desencadenó la cuarta revolución industrial, en disciplinas como la biotecnología y la inteligencia artificial, están redefiniendo lo que significa ser un humano, ya que están impulsando los límites de la esperanza de vida, la salud y los conocimientos en formas que antes estaban relacionadas solo con la ciencia ficción. A medida que el conocimiento progresa y se hacen nuevos descubrimientos, es fundamental un debate ético y moral para que las personas sean capaces de responder adecuadamente a fenómenos como la prolongación de la vida, los llamados bebés de diseño y la extracción de la memoria. En particular, el dominio biológico plantea una serie de desafíos éticos cuando se trata de reglas y normas sociales. Las nuevas tecnologías presentan preguntas sobre qué significa ser un humano, qué información relacionada con la salud personal se debería compartir y qué derechos y obligaciones tenemos con respecto a alterar el código genético de las futuras generaciones. Es probable que surjan muchas más preguntas con respecto a la potenciación humana, y cómo deben lidiar las sociedades con las máquinas que tienen cualidades similares a los humanos y que pueden tomar decisiones de vida o muerte de manera autónoma. Los asuntos relacionados con la privacidad, la seguridad de datos y la identidad son cada vez más importantes para los encargados de la formulación de políticas, los reguladores y las empresas. Además, debido a que la cuarta revolución industrial profundiza nuestras relaciones individuales y colectivas con la tecnología, existe una creciente preocupación por el hecho de que esta podría afectar negativamente las habilidades sociales, como la capacidad de empatizar. Ya hemos experimentado esto. Un estudio del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Míchigan del año 2010 identificó una disminución de casi un 40 % en la empatía entre los estudiantes universitarios en comparación con los estudiantes de hace 20 o 30 años. La mayor parte de esa disminución ocurrió después del año 2000. Según los resultados de un estudio publicado por Nielsen el 2017, los mileniales en EE. UU. pasan alrededor de seis horas a la semana en las redes sociales, mientras que los miembros de la generación X (de 35 a 49 años) pasan casi siete horas. Las conversaciones en persona están siendo desplazadas por la interacción en línea, por lo que existen temores de que la gente comenzará a tener problemas para escuchar, hacer contacto visual o interpretar con precisión el lenguaje corporal. Para combatir estos desafíos, es necesario asegurar que la cuarta revolución industrial fomente el individualismo y la humanidad, y que sea una fuerza de empoderamiento que impulse la tecnología como una herramienta que está hecha por las personas y para las personas. Las personas y las organizaciones deben asumir colectivamente la responsabilidad de crear un futuro en el cual la innovación y la tecnología realmente cumplan con los intereses públicos. 

Fuente: World Economic Forum