Uruguay: Edgardo Novick, Daniel Peña, la concertación y la ética

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Edgardo Novick el día que recibió a Daniel Peña en sus filas (Foto Twitter)

El empresario uruguayo Edgardo Novick, devenido en político, es un hombre desconcertante que habla de unir a la oposición para derrotar juntos al Frente Amplio, pero con sus actitudes demuestra justamente lo contrario.

Su iniciativa se contradice con su forma de actuar, quiere concertación y unidad y critica que los partidos tradicionales dialoguen para buscar acuerdos en común y no invitaran a su Partido de la Gente a esas conversaciones.

Novick al referirse a la reunión que mantuvieron Sanguinetti, Lacalle Pou y Larrañaga, expresó que “se junta sólo parte de la oposición” y entiende que los uruguayos -en su mayoría- quieren que la oposición se una y reitera su proyecto conformar una concertación a nivel nacional para que los partidos opositores voten todos juntos.

Pero Novick, no recuerda que pateó el tablero cuando salió a la caza de políticos de otros partidos y se los llevó “de pesado” a sus filas, sin reparar en la ética con la que tenía que actuar.

Que algunos políticos decidieran irse con Novick, no entra en la discusión, eso es a conciencia de cada uno, pero lo ético sería hacerlo sin llevarse los cargos de senadores o diputados que obtuvieron en otras tiendas políticas.

Novick, que se presenta como renovador y serio postulante a la Presidencia de Uruguay, debería haber recibido a esos políticos disidentes de sus partidos, sin los cargos electivos que consiguieron integrando las listas del Partido Nacional y del Partido Colorado. Eso sería ética.

¿Cómo pretende ahora Novick que lo llamen para dialogar? ¿Que confianza se puede tener en él?.

Las contradicciones del diputado Daniel Peña

Daniel Peña es un diputado que salió electo por el Partido Nacional por el departamento de Canelones y fue uno de los primeros en abrazarse a Novick y cambiar de filas partidarias.

Peña, como su nuevo jefe, también ha criticado la propuesta para combatir la inseguridad presentada por el senador Jorge Larrañaga y en un artículo expresa: “Los tres partidos tradicionales son responsables de la situación que sufre nuestra sociedad ante la inseguridad creciente”. Claro que Peña debe sentirse también responsable ya que hasta hace muy poco tiempo atrás, integraba las filas del Partido Nacional de las cuales decía sentirse orgulloso.

Para muestra basta un botón…O dos. El 13 de agosto de 2016, el diputado Daniel Peña, en Twitter y emocionado, escribía sobre el aniversario de la formación política a la que pertenecía: “Felices 180 años!!! Viva el Partido Nacional!!!”

Muy pocos días después, al mes siguiente, Peña anunciaba que se incorporaba al Partido de la Gente de Edgardo Novick: “Con esperanza empiezo un nuevo rumbo en mi vida política, que me dicta la consciencia, la responsabilidad y el compromiso con la gente”.

En apenas 38 días cambiaba diametralmente de forma de pensar, se iba y se llevaba el cargo de diputado que lograra dentro del Partido Nacional.

Hoy arremete contra quienes fueron sus compañeros nacionalistas y escribe en un artículo en Facebook: “La última bravata de Larrañaga, lanzando irresponsablemente la recolección de firmas para reformar la constitución tratando de posibilitar la intervención de los militares en la seguridad interna, no responde a la búsqueda de una solución para el país, sino a una estrategia de posicionamiento partidario: usa la seguridad para pelear su interna.

Proponer la intervención de los militares en este tema es como acudir a un incendio con enfermeros, sin agua ni extintores. Las experiencias de sociedades militarizadas son negativas”.

Daniel Peña no sabe de lo que habla: Primero, no son militares como dice los que apoyarán a la policía, será una guardia militarizada como ya existe en España, con la Guardia Civil que colabora con las fuerzas policiales y que tienen formación militar, como los Carabinieri en Italia y los Carabineros en Chile, como también existen en Canadá, Portugal y Holanda, entre otros países.

Segundo: Contrariamente a lo que asevera Peña, estas fuerzas militarizadas no han sido negativas en ninguno de los países donde actúan y eso es un gran error al no reconocer esta realidad.

Convendría que Novick y Peña leyeran la propuesta y no imiten a los malos árbitros de fútbol, cuando cobran al grito sin ver lo que realmente ocurrió en el terreno de juego.

Raúl Vallarino

2 Comentarios

  1. Ética tuvo el exdiputado Gonzalo Mujica que se fue del Frente Amplio y entregó su escaño en el Parlamento.

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