
El fin del mandato de Raúl Castro como presidente de Cuba, previsto para el 19 de abril, representa una oportunidad histórica para revisar la situación de los derechos humanos en el país; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional, con motivo de la publicación de su hoja de ruta para el nuevo gobierno cubano sobre cómo mejorar el historial de Cuba en materia de derechos humanos, con el título Transformar el enfrentamiento en diálogo.
“Es un momento oportuno para entablar un diálogo esencial y constructivo sobre el futuro de Cuba. El nuevo presidente debe aprovechar esta oportunidad y consolidar los progresos en Cuba en materia de derechos humanos, en áreas como el acceso a la asistencia médica y a la educación, abordando los problemas históricos de la nación en esa materia y, en concreto, las restricciones que persisten sobre el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica”, ha señalado Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“El gobierno no debe dejar pasar esta oportunidad de dar paso a una nueva era de respeto por los derechos humanos. Las autoridades deben garantizar los derechos de toda la población cubana, incluidos los de quienes critican al gobierno, mediante el diálogo con todos los sectores de la sociedad, incluidos sindicatos independientes, periodistas, organizaciones de derechos humanos y otros grupos de la sociedad civil. Para ello también debe acabar rápidamente con la censura, poner el sistema de justicia penal en consonancia con las normas internacionales y abordar la discriminación en todas sus formas”.
Aunque no tiene permitida la entrada en el país desde hace casi 30 años, Amnistía Internacional ha documentado cómo siguen llevándose a cabo detenciones y actos de intimidación y acoso contra activistas y periodistas independientes en los meses anteriores a la marcha prevista de Raúl Castro. En los últimos tres años, la organización ha podido identificar a 11 presos y presas de conciencia como mínimo en el país, recluidos únicamente por la expresión pacífica de sus convicciones profundas.