Desde los errores históricos previos, la joven se preguntaba en los ensayos que opinión tendrían los argentinos de su interpretación, sin saber que Carlos Gardel era uruguayo o francés como dicen algunos historiadores, pero nunca argentino, como quedó probado.
Eso sí, bailó muy bien, pero cantando el tango no estuvo a la altura de las circunstancias y en algunos momentos dio pena escucharle.
La integrante del jurado, Mónica Naranjo, hizo una extraña evaluación, le recomendó no dejar nunca de practicar, porque, aseveró: “No he podido parar de mirarte”.
Está claro, en Europa tienen otra visión del tango del Río de la Plata.