Los 9 presos muertos tenían sus cuerpos carbonizados, dos de ellos fueron decapitados. Hasta la mañana de este martes (2), 6 de los 14 heridos continuaban internados en hospitales de la región, uno de ellos en una Unidad de Terapia Intensiva (UTI). Ciento cincuenta y tres presos tuvieron que ser trasladados a otras cárceles.
Según la Secretaría de Seguridad Pública y Administración Penitenciaria de Goiás (Seap), un número aún mayor de condenados dejó el complejo penitente durante el tumulto. Muchos de ellos, sin embargo, permanecieron cerca del lugar y regresaron voluntariamente, después de que el Grupo de Operaciones Penitenciarias Especiales (Gope) retomara el control de la situación con apoyo del Batallón de Choque de la Policía Militar.
“Ellos prefirieron salir de la unidad por una cuestión de supervivencia; no con el propósito de huir”, dijo el superintendente ejecutivo de Administración Penitenciaria, Newton Nery de Castilho, al explicar hoy que los 99 presos considerados forajidos y los 9 muertos aún están siendo identificados.
“En cuanto a las muertes, esperamos la definición técnica de la Policía Científica, que tiene su propio rito, ya para el recuento e identificación nominal de los que escaparon, dependíamos de la notaría y debemos concluir eso todavía hoy”, afirmó.
Negando que los presos fueran víctimas de maltrato, el superintendente aseguró que, a diferencia de lo informado por algunos parientes de presos, no faltaron agua y comida para los detenidos durante el fin de semana.
Rivalidad entre grupos criminales
“No fue éste el factor motivador [de la rebelión]. El domingo, todo el sistema fue abastecido con el agua de tres camiones-pipa. “El día 1, debido al feriado, no hubo abastecimiento, pero todavía había agua [en las cajas]”, dijo Castilho, señalando que una hipótesis para que los presos del Ala C invadieran las alas A, B y D y atacar a otros detenidos pudo haber sido la rivalidad entre diferentes grupos criminales.
De acuerdo con Castilho, dos pistolas 9mm, un revólver 38 y objetos punzocortantes fueron encontrados durante una primera exploración en el interior de la unidad. El superintendente también confirmó que los presos abrieron un agujero en una de las paredes del edificio, que tendrá que ser reformada, ya que las llamas dañaron bastante la estructura.
Él admitió que la facilidad con que los presos lograron dañar el muro indica la precariedad del complejo penitenciario.
“La estructura no ofrece la seguridad adecuada en términos de hormigón y herrajes para impedir la acción de los presos. Es una estructura frágil, en la que un agujero puede ser abierto rápidamente”, declaró Castilho.
Después de la rebelión, conversó con el gobernador Marconi Perillo, de Goiás, sobre la aceleración de la construcción de cinco nuevos presidios y la convocatoria de 1.600 agentes penitenciarios aprobados en concurso. “Esa convocatoria ya estaba adelantada e independiente de lo ocurrido ayer”, finalizó.
Por su parte la presidenta del Tribunal Supremo Federal (STJ) y del Consejo Nacional de Justicia (CNJ), ministra Cármen Lúcia, determinó hoy (2) que el Tribunal de Justicia de Goiás (TJ-GO) envíe al Consejo, en 48 horas, información sobre las condiciones del Complejo Prisional de Aparecida de Goiânia (GO), luego que un enfrentamiento entre presos dejó un saldo de nueve muertos, varios heridos y 99 fugados.
Agencia Brasil.-
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