Carles Puigdemont, tiene un terror visceral a pasar tan solo un minuto de su vida entre rejas e intenta la forma de evadir primero al Poder Judicial y luego a la cárcel, de la misma forma que Oriol Junqueras enfrentó las consecuencias de sus actos y aun sigue en prisión.
Pero la gran diferencia es que Puigdemont no tiene problemas en reconocer -con sus actos – que tiene miedo a la cárcel y escapó de España y Junqueras supo estar a la altura de las circunstancias, quedándose y asumiendo sus responsabilidades.
¿Cómo es posible, entonces que los separatistas sigan defendiendo a un candidato a presidente de la Generalitat, a un personaje que al primer contratiempo sale huyendo y los deja tirados en el camino como ya lo ha hecho?. Mentalidad independentista, clara y pura.
El “candidato con miedo” ha presentado un escrito al Tribunal Supremo de España señalando que es diputado electo, destacando que puede ejercer los derechos que le son inherentes sin necesidad de “autorización judicial”.
Insiste en ser investido telemáticamente pero el Tribunal Constitucional ha sido claro en su fallo: “No podrá celebrarse el debate y la votación de investidura del diputado don Carles Puigdemont i Casamajó como candidato a Presidente de la Generalidad a través de medios telemáticos ni por sustitución por otro parlamentario”.
El TC acordó que la única manera de que fuese investido es obtener una autorización del juez instructor, Pablo Llarena, del Supremo
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