
Uruguay parece ser el país donde cada día aparecen más “consejeros expertos” en la vida ajena, que señalan- con rostro de piedra- lo que deben hacer los demás, pero jamás reconociendo los errores propios.
Tal el caso de la inefable senadora Verónica Alonso, que hace suya la vieja frase: “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago” y cada día intenta provocar desde los medios en busca de mantenerse vigente.
La senadora, reconocida hoy como la reina del Timbrazo, idea que “importó” desde Argentina y que utiliza el macrismo, se ha dedicado a exigir acciones a compañeros de su partido y le aconseja al Intendente de Soriano -que debe declarar ante la Justicia por temas económicos estrictamente personales- dar un paso al costado hasta que el Poder Judicial se expida sobre la situación.
Su actitud “justiciera”, se le podría entender, si la senadora no estuviera involucrada ella también en un resonante caso judicial, donde un juez la ha intimado a que pague una deuda de 31.000 dólares a una imprenta, que le confeccionó las listas electorales. La Justicia ha probado que la deuda es cierta, pero todo se dilata en el tiempo porque Alonso tiene el derecho a apelar.
Pero mientras esto ocurre, la senadora no da el paso al costado y deja el cargo, como correspondería de la misma forma en que ella se lo exige a un compañero de su sector político.
Parece que el asesor ecuatoriano, Durán Barba, empezó con el pie izquierdo. Lo que si le ha dado buen resultado al experto en “imagen política”, es la tintura que usa para el pelo.
“El que esté libre de culpa que arroje la primera piedra” – Juan 8:7













Esta es senadora porque el marido le banca la campaña. Lleva tres dias en el partido y se cree la dueña. Vive haciéndole reverencias al gobierno del FA. Una vergüenza.
Acuerdense, esta señora destruye al Partido Nacional
Brillante Raúl, como siempre.
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