Raúl Vallarino y Mauricio Rosencof en la Feria del Libro de San José en Uruguay

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Rosencof y Vallarino, hablando sobre el libro del comisario Otero

En la Feria Internacional del Libro de San José, los escritores uruguayos  Raúl Vallarino y Mauricio Rosencof, estuvieron conversando previamente a las presentaciones de sus últimos trabajos literarios.

Mauricio Rosencof presentó su novela “La calesita de Doña Rosa”, una historia que nos lleva a una época pasada en un país como Uruguay. Un relato magnífico que es un sentido homenaje a la madre del autor y arranca como un gran éxito de ventas.

Por su parte, Raúl Vallarino, realizó la presentación de su libro de investigación periodística, OTERO, el comisario que enfrentó a los tupamaros” y que tiene relación con Rosencof por su vida como ex dirigente de relevancia dentro de los tupamaros.

En el encuentro entre ambos escritores, quedó pactada una entrevista de Vallarino con Rosencof, que será publicada en el portal de Iberoamérica Central de Noticias (ICN) próximamente.

Avance del capítulo “Otero y Rosencof”, del libro “OTERO, el comisario que enfrentó a los tupamaros”

El jueves 21 de agosto de 2008, el ex jefe tupamaro Mauricio Rosencof y Alejandro Otero volvieron a encontrarse después de largos años. El lugar fue el Juzgado de Instrucción en lo Penal de 8º Turno, ubicado en la calle Misiones, Montevideo. Ambos habían sido citados a comparecer ante la jueza Graciela Eustachio, por la causa que investiga al Escuadrón de la Muerte y sus acciones.
Otero llegó al Juzgado con varios minutos de antelación sobre la hora fijada para la audiencia.
Rosencof lo hizo poco después. Cuando vio al viejo comisario, se acercó a saludarlo con un apretón de manos. Otero aprovechó para agradecerle las palabras de reconocimiento hacía su persona expresadas por el ex jefe tupamaro en un programa de televisión. Rosencof había manifestado, entre otras cosas, que el comisario Otero no era partidario de la tortura.
El policía, por su parte, también había admitido en numerosas ocasiones la inteligencia de aquel hombre al que tuvo que combatir en el pasado: “Era muy difícil hacerle caer en contradicciones en un interrogatorio; sabía lo que tenía que decir y como decirlo. Además, era un gran estratega, algo que le reportó muchos éxitos a la organización a la que pertenecía”.
En la antesala del despacho de la Jueza, la espera para entrar a declarar, hubo conversaciones de todo tipo. Mauricio Rosencof recordó que había estado presente en el estadio Centenario, entre las miles de personas que asistieron a presenciar el partido clásico entre Peñarol y Nacional, la noche del 30 de abril de 1969, en el que Otero oficiaba de árbitro.
Fue el encuentro en el que el jugador de Peñarol Omar Caetano hizo caer de un fuerte pelotazo en la nuca al árbitro/policía Otero.
“Cayó usted como fulminado, lo atendieron y siguió arbitrando. Terminó el partido y volvió a desmayarse en la cancha”, comentó Rosencof pocos minutos antes de ser llamado a declarar ante la jueza Eustachio y el fiscal, Perciballe.
La audiencia fue larga, Rosencof era quien había interrogado al fotógrafo de la policía, Nelson Bardesio, cuando éste estuvo secuestrado en poder de los tupamaros. Finalizadas sus declaraciones, se despidió de Otero con amabilidad. El policía también lo saludó de la misma forma y volvieron a estrechar sus manos.
En la puerta de la sede judicial, Mauricio Rosencof atendió a los medios de comunicación, y entre varias preguntas se refirió al viejo policía, con el que había dialogado minutos antes: “Me he encontrado con el comisario Otero que también estaba citado. Él fue el que denunció que a Bardesio lo tuvo despedir de su departamento porque estaba haciendo investigaciones privadas.
Le di la mano a Otero, nos saludamos amablemente y recordamos muchas anécdotas del pasado. Otero luchó contra nosotros, pero con juego limpio. Él incluso me agradeció las palabras que tuve yo públicamente al decir que él nunca fue partidario de la tortura, algo que finalmente pudo con él e hizo que lo cesaran en el cargo. Creo que igual que conmigo, mantiene una postura similar con respecto a la mayoría de los dirigentes tupamaros. El comisario Otero nos llamaba siempre ‘mis queridos enemigos”.