Las ideologías son las que provocan los grandes conflictos en el mundo, eso cualquiera lo sabe, pero los bandos que se colocan tanto a la izquierda como a la derecha, en muchos casos son los que provocan la intolerancia más feroz en distintas regiones del planeta.
Como simple ejemplo está Venezuela que cayó bajo una dictadura de izquierdas de las más brutales que se pueden registrar en la actualidad.
Si el oprobioso régimen de Maduro fuera de derechas, la izquierda hoy, sin discusión, estaría lanzando miles de calificativos en su contra y pidiendo el cese de la sangrienta represión, la libertad de los presos políticos y la realización inmediata de elecciones libres, pero como el gobierno chavista se manifiesta como izquierdista, se le debe defender y minimizar sus desmanes.
Si un gobierno de derechas anulara el Parlamento, como lo ha hecho el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)- un Poder sujeto a las órdenes del régimen- los compañeros de ruta del gobierno madurista, estarían exigiendo que se respetara la independencia del Poder Legislativo y que se les devolvieran sus facultades para legislar.
Para las izquierdas que apoyan al régimen de Maduro, los asesinados por la policía chavista en las protestas contra el gobierno, parecen no existir, para ellos son muertos de segunda clase.
Cualquiera que proteste porque no hay comida ni medicinas, para la izquierda son provocadores asalariados por los Estados Unidos, aunque haya niños desnutridos por la falta de alimentos y muertos por inanición y por carencia de medicamentos en los hospitales.
Pero también existe la izquierda “fashion” es esa que critica al imperio del norte, pero cuando tienen la oportunidad se van a vivir una vida placentera en EEUU. Muy curioso, ninguno de ellos se va a Cuba a radicarse y a cortar en forma comunitaria la caña de azúcar. Se quedan usufructuando las ventajas de la democracia en el país que dicen es el promotor de todos los males del mundo.