La ONG señala que durante 2016, se ha visto que en todo el mundo la corrupción sistémica y la desigualdad social se refuerzan recíprocamente, y esto provoca decepción en la sociedad hacia su clase política y un contexto propicio para que se impongan los políticos populistas.
El 69 por ciento de los 176 países incluidos en el Índice de Percepción de la Corrupción 2016 obtuvieron una puntuación inferior a 50, en una escala de 0 (percepción de muy altos niveles de corrupción) a 100 (percepción de ínfimos niveles de corrupción), y esto viene a evidenciar el carácter
masivo y generalizado de la corrupción en el sector público a nivel mundial. Este año, han sido más
los países que descendieron posiciones en el índice que los que escalaron puestos, y esto alerta
sobre la necesidad de tomar medidas urgentes.
La corrupción y la desigualdad se refuerzan mutuamente, creando un círculo vicioso entre
corrupción, reparto desigual del poder en la sociedad y desigualdad en la distribución de la riqueza.
Los Papeles de Panamá mostraron que para los ricos y poderosos sigue siendo demasiado sencillo
aprovechar la opacidad del sistema financiero global para enriquecerse, en perjuicio del bien común.
El estudio sobre la corrupción
El listado de países se marca en una escala que va de cero a 100, de los más corruptos a los más honestos, y la información sale de doce organismos internacionales, siendo el Banco Mundial, el Banco africano de Desarrollo o el Foro Económico mundial, algunas de las fuentes para elaborar el índice.
En América Latina, la peor clasificación como el más corrupto la obtiene Venezuela en el deshonroso puesto 166, México en el 123º, y los países con menos corrupción son Uruguay (21º) y Chile (24º).
Los países nórdicos son los que están más alejados de la corrupción: Dinamarca (1º, junto a Nueva Zelanda), Finlandia (3º), Suecia (4º), Noruega (6º).
El populismo es una solución errónea
El informe también sostiene que las personas están cansadas de las promesas vacías de muchos políticos que aseveran que combatirán la corrupción, por lo que muchos optan por apoyar políticos populistas que aseguran que podrán cambiar el sistema y terminar con el ciclo de corrupción y prebendas. Sin embargo, lo más probable es que esto no haga más que agudizar el problema.
“En países con líderes populistas o autocráticos, a menudo vemos democracias que retroceden y un patrón alarmante de acciones tendientes a reprimir a la sociedad civil, limitar la libertad de prensa y debilitar la independencia del poder judicial. En vez de combatir el ‘capitalismo clientelista’, estos líderes por lo general instalan sistemas corruptos incluso peores”, ha apuntado José Ugaz, presidente de Transparency International. “Solamente si existe libertad de expresión, transparencia en todos los procesos políticos e instituciones democráticas sólidas, la sociedad civil y los medios de comunicación podrán exigir que quienes están en el poder rindan cuentas por sus actos y será posible combatir con éxito la corrupción”.
Argentina mejora
Las puntuaciones de Hungría y Turquía -dos países donde han llegado al poder líderes autocráticos- descendieron en los últimos años. En cambio, la puntuación de Argentina, que ha dejado atrás un gobierno populista, está comenzando a mostrar mejoras.
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