Culto al ‘Gauchito Gil’ creencia popular argentina que también se practica en el norte uruguayo

0
749

La caravana que lleva la imagen del Gauchito Gil

Por Luis Jaunsolo Portillo.-
El pasado Domingo ocho de enero, llegando a Bella Unión (ciudad uruguaya ubicada en el vértice noroeste del departamento de Artigas, recibe ese nombre dado que se encuentra en la unión del río Cuareim con el río Uruguay, en la frontera de Uruguay con Brasil y Argentina, formando una triple frontera) aproximadamente a las 11 de la mañana, nos encontramos con una tropa de Gauchos a caballo detrás de un vehículo que transportaba lo que primariamente creímos que era una estatua de la Virgen.
Era en realidad la veneración al recuerdo de la muerte del santo Gauchito Gil, grupo integrado por diferentes parcerías que los días 8 de enero se juntan para recordarlo.
Este santo no reconocido por la Iglesia Católica y su creencia, cruzó el Rio Uruguay y se ha instalado en la Banda Oriental, principalmente por ahora al norte del Rio Negro, creyentes nos informaron que poco a poco van creciendo los seguidores.
Desde hace más de cien años tiene vigencia en su provincia argentina, pero en los últimos años ha trascendido primero al litoral en especial Misiones y Formosa y luego al resto de la Argentina.
Existen diferentes versiones acerca de la época y el motivo de su muerte. Se sabe que fue durante el siglo XIX, algunos sitúan estos hechos en 1890, para otros ocurrieron entre 1840 y 1848. Todos coinciden que su muerte aconteció el 8 de enero, que ocurrió en medio de las constantes luchas fratricidas entre los Liberales (o Celestes) y los Autonomistas (o Colorados), que el Gauchito era inocente y que fue muerto injustamente.

Al haber sido tomado prisionero por el Coronel Zalazar acusado injustamente de desertor y cobarde. Fue trasladado a Mercedes y de allí sería enviado a Goya donde se encontraban los tribunales. Finalmente se le otorgó el perdón, pero la orden no llegó a tiempo; el grupo que lo trasladaba ya había partido.
La tropa integrada por el prisionero, un sargento y tres soldados se detiene en un cruce de caminos. Antonio Gil sabía que finalmente lo iban a degollar sin llegar a los tribunales, pero de igual forma le dice al Sargento que cuando él regresara a Mercedes le iban a informar que su hijo se estaba muriendo y que pese a derramar su sangre inocente, lo invocara para que él intercediera ante Dios por la vida de su hijo. El sargento se burló y lo ejecutó.
Fue colgado de un algarrobo, cabeza abajo y luego degollado, porque tenía el poder de hipnotizar a las personas “con sólo mirarlas a los ojos”.
La partida volvió a Mercedes y allí el sargento se entera del perdón que se le había otorgado al Gauchito y recordando las últimas palabras del mismo, se dirigió a su casa donde entera que su pequeño hijo está muy grave, con fiebre altísima y el médico lo había desahuciado.
Entonces se arrodilla y le pide al Gauchito que interceda ante Dios para salvar la vida de su hijo. Al llegar la madrugada el milagro se había hecho y el niño se había salvado.
El sargento, luego, construyó con sus propias manos una cruz con ramas de ñandubay, la cargó sobre sus hombres y la llevó al lugar donde había matado al gauchito. Colocó la cruz, pidió perdón y agradeció.
La cruz dio el nombre al cruce de caminos y, con el transcurso del tiempo, se convirtió en un lugar de peregrinación y centro de culto.