
El empresario uruguayo Edgardo Novick, transformado en político, ha logrado recolectar las 1.410 firmas certificadas por escribano que se requieren para inscribirse como partido político y comenzar su campaña con miras a la presidencia de Uruguay, según él para oponerse al izquierdista Frente Amplio, pero sugestivamente se ha dedicado a intentar debilitar a los partidos tradicionales, llevándose a algunos políticos de los partidos blanco y colorado.
Sin historia política que avale sus pretensiones, el sexagenario candidato ha dado a conocer el nombre de su flamante agrupación, “Partido de la Gente”, una definición escasamente llamativa para tan altos intereses. La aclaración sobre que dicho grupo está integrado por “gente”, es necesaria para explicar que sus miembros y adherentes son seres humanos, no son extraterrestres o animales. Especímenes raros que no entren en el calificativo de “gente”, abstenerse.
El maravilloso nombre fue manejado en estricta reserva hasta ayer, cuando trascendió y fue confirmado al diario El País por allegados a Novick. Para la definición del nombre se manejaron varias posibilidades y finalmente se optó porque Novick dejara volar su creatividad y decidiera cómo identificar al nuevo partido. Parecería que la dejó volar tan lejos que luego no pudo recuperarla.
Tal vez se intente decir que Novick aparece, en realidad, como “partido de la gente”, (apartado), vaya uno a saber.
Con bombos y platillos, Novick anunció que también obtendría la adhesión de figuras de la izquierda, pero hasta ahora no lo ha logrado. Ni siquiera el Pato Celeste se ha interesado por dejar a Mujica e irse con Novick.
Ninguno de los tres políticos de otros partidos que se han ido con él, han renunciado a las bancas que obtuvieron en sus formaciones originales y eso es calificado como falta de ética por sus detractores, que señalan que forma un grupo político y una bancada con votos de otras agrupaciones, lo que no deja de ser beneficioso ya que vienen con el cargo que les dieron en otro lado.
Pero eso si, el candidato acaba de cumplir 60 años y le encanta vestir a la moda, adoptando la juvenil tendencia de usar pantalones chupines. Lo que es moda no incomoda, faltaba más.
Por ahora son solo anuncios y frases altisonantes, sobre programas poco se sabe. Habrá que esperar el próximo capítulo y sin dudas tendremos que leerlo -por afinidad- en la revista “Gente”.













Es un personaje pintoresco vestido de pendex, campera negra y chupines negros.
Nadie sabe a donde va ni hasta donde puede llegar. Me recuerda también a dos outsider de la vieja política, Tortorelli y Fadol con la diferencia que Novick tiene plata
¿Y si en vez del Partido de la Gente le pone El Partido Chupín? Estaría de acuerdo con sus pantalones.
Ja,ja, muy bueno el artículo. De chupines y botitas, solo falta que baile flamenco
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