En declaraciones desde el exilio, Zoilamérica declaró su entusiasmo por el vacío en las Juntas Receptoras de Votos (JRV) en Nicaragua, este domingo donde son candidatos Ortega y Murillo.
En un escrito en las redes sociales previo a las elecciones, la joven denuncia la farsa de los comicios electorales en Nicaragua, donde se ha apartado en forma ilegal a la oposición para que no pudiera enfrentar a su padrastro violador, Daniel Ortega y a su madre Rosario Murillo que se presenta como candidata a la vicepresidencia.
El relato de Zoilamérica es conmovedor al recordar el abuso sexual de su padrastro y se transcribe en su totalidad:
La frontera entre Nicaragua y Costa Rica se desvanece en mi corazón. Cuanto nos duele Nicaragua a la distancia!!!!.
Horas antes del día de las Elecciones. Horas antes de otro episodio de abuso de poder, se me parece tanto a aquellas largas noches de miedo advirtiendo que llegarían los pasos del mismo abusador. He visto transitar a mi país, desde una historia de violencia sexual hacia otra Dictadura. Y los responsables son los mismos! Nuestra bandera azul y blanco es rehén de la inconstitucionalidad. Elecciones sin legitimidad.
El régimen implantó una “operación limpieza” de los actores independientes al mejor estilo del Somocismo. No hay observadores. La Propaganda Electoral es un baile de máscaras para perpetuar el engaño. Para algunos fue efectivo el miedo y la orden de callar.
Los resultados nos querrán hacer pensar que hemos sido aplastados. Pero aunque todavía tengamos que decirlo en voz baja, ya lo hemos decidido: Cada uno hará lo suyo. No hay por quien votar! Cada uno de nosotros hará posible el Inicio del fin de la Dictadura. Nicaragua volverá a ser República!
En un escrito realizado en 1998, expresaba:
¿Quién soy?
Mi nombre: ZOILAMÉRICA. Mis progenitores son: Jorge Narváez Parajón (fallecido) y Rosario Murillo Zambrano. Públicamente se me conoce como Zoilamérica Ortega Murillo, debido a la adopción que efectuara el señor Daniel Ortega Saavedra en el año de 1986.
Nací el 13 de Noviembre de 1967, en la ciudad de Managua; de profesión socióloga (1995) Universidad Centroamericana, Nicaragua), militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Más adelante en ese testimonio firmado por la denunciante, expresaba:
Afirmo, que fui acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega Saavedra, desde la edad de 11 años, manteniéndose estas acciones por casi veinte años de mi vida, y que a lo largo del presente testimonio expondré en las formas sucedidas.
Afirmo, que mantuve silencio durante todo este tiempo, producto de arraigados temores y confusiones derivadas de diversos tipos de agresiones que me tornaron muy vulnerable y dependiente de mi agresor.
He tenido que transcurrir un doloroso y desgastante camino para saber interpretar y conocer yo misma, las consecuencias y secuelas de sistemáticas y salvajes prácticas que en mi contra se cometieron desde 1978 hasta febrero de 1998…
Fui sometida a una prisión desde la propia casa donde reside la familia Ortega Murillo, a un régimen de cautiverio, persecución, espionaje y acecho con la finalidad de lacerar mi cuerpo e integridad moral y síquica. Mi silencio fue la expresión de un ambiente propio de la clandestinidad y la aplicación de una férrea secretividad. Daniel Ortega, desde el poder, sus aparatos de seguridad y recursos disponibles, se aseguró durante dos décadas a una víctima sometida a sus designios y voluntad individual.
Denunciar esta cadena consecutiva de hechos no me ha sido fácil, he tenido que vencer el fatalismo y el miedo a responder preguntas que formulé desde el fondo de mi ser, tales como: ¿Por qué me tuvo que suceder eso? ¿Qué hice yo para merecer la vida que tuve?. Las respuestas me reclamaban despertar y rebelarme ante los grilletes impuestos. Sentido de oportunidad en un proceso tan complejo no pude determinarlo ni me preocupó, pues en un caso como el que represento y frente a un agresor de gran poder, tuve que llenarme de coraje y valor para empezar mi liberación y nacimiento indistintamente del tiempo y de los acontecimientos. Mi alma pidió gritar y así lo hice en el momento que debió ser; ahora pide reivindicación total y plena.
Entre aquí para leer el testimonio completo de Zoilamérica