
De cualquier forma, el pueblo nicaragüense en su gran mayoría y como protesta, se abstuvo de ir a votar en una elecciones consideradas por el pueblo como un fraude.
El Portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, dijo en un comunicado lo siguiente:
“Estados Unidos está profundamente preocupado por el defectuoso proceso electoral presidencial y legislativo en Nicaragua, que excluyó la posibilidad de elecciones libres y justas el 6 de noviembre.
Antes de las elecciones, el gobierno nicaragüense marginó a los candidatos de la oposición a la presidencia, limitó la observación interna en las urnas y el acceso a las credenciales de votación, y tomó otras medidas para negar el espacio democrático en el proceso. La decisión del gobierno nicaragüense de no invitar a observadores electorales internacionales independientes degradó aún más la legitimidad de las elecciones.
Seguimos presionando al gobierno nicaragüense para que mantenga prácticas democráticas como la libertad de prensa y el respeto a los derechos humanos universales en Nicaragua, en consonancia con las obligaciones compartidas de nuestros países bajo la Carta Democrática Interamericana.
Tenemos una fuerte asociación con el pueblo nicaragüense. Continuaremos trabajando en nombre del pueblo nicaragüense para lograr una Nicaragua más próspera, segura y democrática”.









