El ex recluso de Guantánamo, el sirio Jihad Diyab, debilitado por la huelga de hambre que lleva adelante para presionar al gobierno uruguayo a que lo envíe a un país árabe, se encuentra en “coma superficial” y se le suministra suero, según las médicas del Sindicato médico que fueron a su casa a tratarlo de un desmayo.
La realidad es que Uruguay intenta enviarlo a algún país como pide el refugiado pero hasta ahora ninguno lo acepta, presumiblemente por lo conflictivo de su comportamiento.
Su esposa que está en Turquía tampoco quiere viajar a Uruguay y eso complica la ansiedad de Diyab.
La situación para el gobierno del país sudamericano es complicada en este caso por la herencia que le dejó el expresidente José Mujica, que no previó las consecuencias de llevar a Uruguay a estos ex presos, tres de los cuales, incluido Diyab han generado conflictos, incluso policiales.
El gobierno uruguayo y el abogado creen que el sirio está siendo manipulado por el entorno. El diario El País ha informado que mientras el excautivo de Guantánamo sigue debilitándose por la huelga de hambre que realiza, tanto el Pit-Cnt como el abogado de Diyab, Jon Eisenberg, coincidieron en que el actual entorno del refugiado (básicamente militantes de Plenaria Memoria y Justicia, con Irma Leites a la cabeza y Andrés Conteris, un militante argentino-estadounidense por los derechos humanos) no lo está ayudando debidamente.
Por su parte, el interlocutor del gobierno con los refugiados de Guantánamo, Christian Mirza, dijo a Montevideo.com. “Hay al menos algunos que no parecen demostrar interés por Diyab mismo, sino tener otros motivos que vaya uno a saber cuáles son. No colaboran en que reciba atención médica, al alentar su forma de protesta. Hay cosas que están reñidas incluso con la ética”, denunció.
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