
En una declaración pública advierte a los gobiernos de EEUU y de Uruguay de su situación y les hace responsables de lo que le pueda suceder si no son contempladas sus demandas. Luego de un diálogo con su familia a través de Skype, declaró que su esposa no quiere viajar a Uruguay.
Las autoridades uruguayas buscan un país que lo reciba, pero hasta ahora todas las naciones a las que se ha consultado, se niegan a facilitarle una visa de entrada.
En el piso donde reside en Montevideo, pagado por el gobierno de Uruguay, Diyab, continúa con su negativa a ingerir alimentos y líquidos. Su estado sanitario es controlado por médicos de los servicios del Estado que recomiendan su ingreso a un centro hospitalario.
En su declaración a los medios este viernes, leída por el activista Andrés Conteris, el refugiado sirio denuncia que los Estados Unidos presionan a Uruguay para que no pueda viajar a un país árabe o a Venezuela, el país que lo deportó de nuevo a Montevideo, cuando Diyab entró en forma irregular a su territorio.
Un grupo de amigos de Diyab lo grabó este último martes en el piso donde vive y cumple su huelga de hambre. En ese momento dijo, según la traducción de uno de sus acompañantes: “Me trajeron con la promesa de ver a mi familia y siguen jugando el mismo juego que estaban jugando en Estados Unidos, con más torturas y más prisión aquí en Uruguay”. Agrega en el video que no confía en el gobierno uruguayo: “Mi decisión de hacer una huelga de hambre es extrema y la última: o me voy a ver a mi familia a otro país o me muero”.









