Equipo de Política de ICN Diario.-

Si alguien dudaba de las acusaciones en contra del ex presidente de Brasil, por las que los fiscales han pedido su detención preventiva por enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero en el caso Petrobras, la designación de urgencia con el alto cargo de Jefe de la Casa Civil (Jefatura del Gabinete de ministros), deja en claro que Lula no sería tan inocente de los cargos que se le imputan.
Con este cargo, el ex mandatario tendrá una situación de privilegio, adquiere la calidad de aforado y las causas en su contra pasarán a ser competencia de la Corte Suprema, lo que dilataría la posibilidad de un juicio y lo más importante, saldrá de la órbita del juez Sergio Moro que es es quien investiga a fondo el caso de corrupción en Petrobras.
Por más que trate de justificarlo, el desprestigio ante la población es gigantesco, ya que muchos se preguntan con lógica razón: ¿si es inocente, qué miedo tiene de enfrentar a la Justicia como cualquier ciudadano?.
Pero para hundirlo más en la vergüenza, una vieja frase de Lula en sus tiempos de luchador social, lo deja en una incómoda posición y delata la realidad del mundo irreal de un político que trata de aferrarse al poder para no ir preso.
En 1988, Lula expresó una frase que se hizo famosa y hoy lo deja en evidencia:
“En Brasil es así: cuando un pobre roba va a la cárcel, pero cuando un rico roba, se vuelve ministro”y hoy Lula es ministro, gracias al blindaje de Dilma, su compañera de partido, la misma por la que más de tres millones de ciudadanos salieron el domingo a las calles de todas las ciudades de Brasil, exigiendo su renuncia.












