El asunto de fondo

0
161

Lic. Guzmán G. Moresco González
Lic. Guzmán G. Moresco González
La opinión pública uruguaya, amaneció el pasado miércoles 24 de febrero de 2016, con tema candente, que una vez más hizo enfrentar al país, en dos bandos. El Vicepresidente de la República Raúl Sendic, declara no ser Licenciado en genética humana, como si figura en fuentes y documentos oficiales y por ende, no puede dar pruebas de la existencia de su título como profesional en materia genética y en ninguna otra materia.
Un día después, en conferencia de prensa, anuncia que las pruebas aparecerán cuando sea el momento indicado, contradiciéndose y no aceptó cuestionamientos de ninguna clase, reivindicando el título profesional antes por él desmentido. Este episodio, es digno merecedor de la frase del refranero popular “No aclares, que oscurece”. Pues, otros documentos certifican claramente, que la carrera que él dice haber cursado, no existe ni existió en la Universidad de la Habana, Cuba, información que profundizó el escándalo, la burla, el descreimiento y el enojo popular.
Ahora bien, ¿cuál es el verdadero problema de fondo?, ¿en qué nos cambia la vida a los uruguayos, que un Vicepresidente de la República, sea o no profesional? Absolutamente en nada, entonces, ¿por qué mentir?, ¿por qué armar esta farsa? La respuesta se basa en la corruptibilidad del ser humano, por la insaciable necesidad de Parecer, más que de Ser.
Nadie está libre de este flagelo, todas las personas, que más o menos, actuamos en círculos sociales de cualquier índole, nos vemos seducidos a brindar una imagen de nuestra persona, y cuando esta no colma nuestras propias y más íntimas expectativas podemos llegar a recurrir a la mentira, para vestirnos con plumas ajenas o inventadas que decoren una realidad que es insatisfactoria.
¿Acaso no estamos en una sociedad más libre que la de décadas atrás? ¿No se ha proclamado en los últimos años, que se ha acabado con la hipocresía? ¿No se ufanan las nuevas generaciones de ser personas libres de todo prototipo social? Todas estas preguntas tienen la misma respuesta, es MENTIRA. La sociedad sin amabilidad y sin decoro, a la cual nos han hecho llegar, sin formalismos ni pleitesía de ninguna clase, absolutamente desestructuradas, sin corbatas, a veces sin modales, es tan HIPÓCRITA, como la anterior, tan acartonada y detestada por los nuevos pensadores, pero no modificada en su esencia.
La triste esencia del ser humano de hoy, y quizá el ayer y el de mañana, es de un Hombre, que vive por y para su imagen, porque por ésta es valorado y juzgado, por su imagen hace todos los esfuerzos y desvelos, en lo material, en lo intelectual e incluso en la espiritual. Los seres humanos, nos preocupamos por amoldarnos a los patrones de comportamiento de la ETIQUETA en la cual hemos decidido PERTENECER. Y adoptamos ese molde, a como dé lugar, perdiendo nuestra LIBERTAD más íntima, pues nuestras decisiones ya no las toma nuestro fuero íntimo, sino lo que ese modelo nos obliga a seguir.
Tantos milenios viviendo en sociedad y no hemos aprendido a ser LIBRES dentro de esta, siendo prisioneros de los miramientos y opiniones y NO ES VERDAD, QUE ESTO HAYA CAMBIADO, y la prueba es el episodio que hace evocar estas líneas de reflexión.
Uruguay, se precia ser una nación civilizada, con tan firmes principios, que sus ciudadanos gozan y sienten en su realidad todos, del principio constitucional de IGUALDAD. Evidentemente no es así, es una sociedad contaminada, ahora desde su cúpula gubernativa, de la hipocresía y aunque los modelos de urbanidad, respeto y educación cambien generacionalmente, la esencia del hombre no lo hace, pues recurre a la mentira, que daña ante todo a su propio ser.
Poco importa, el partido político de Sendic, poco importa su formación académica, poco importan los documentos al respecto, IMPORTA, que el ejemplo que lamentablemente a él le tocó protagonizar, atenta por su magistratura a la CREDIBILIDAD NACIONAL, y la del SISTEMA POLÍTICO Y HASTA ELECTORAL DEL PAÍS.
En lo personal, no me avergüenza ni preocupa quien falsea y miente su realidad, me preocupa y lamento, que sea en el Gobierno del país del cual siento orgullo de haber nacido, porque este episodio no solo evidencia la pobreza espiritual más íntima del Ser, y su falta de libre albedrío, sino que, muy especialmente DESACREDITA A TODO UN SISTEMA, que al igual que muchos seres humanos, solo se sostiene en su IMAGEN, y descuida por completo a su esencia, alejado de toda Nobleza y Autenticidad
Lic. Guzmán G. Moresco González