Ante esto es necesario recordar al expresidente de Chile, el socialista Salvador Allende, que fue criticado en numerosas oportunidades por vestir elegantes trajes, finas camisas y corbatas de marca. Sus detractores le señalaban que un hombre de izquierdas y revolucionario no podía vestirse de esa manera tan elegante.
Allende contestaba a sus críticos con una frase: “Después de todo, el camino hacia la revolución precisa de luchadores conscientes, no mal vestidos”.
Pero algunos parlamentarios españoles, de izquierdas algunos, jóvenes unos tantos y otros no tan jóvenes, creen que aparecer sin traje y corbata y en camiseta en el Congreso, los transforma en revolucionarios y los acerca al pueblo.
Y hay de todas las edades y para todos los gustos en un Congreso donde compiten para demostrar quién es más revolucionario o más rebelde a la hora de vestirse.
Más cerca en el tiempo, la expresidenta argentina, la “progresista” Cristina Kirchner- que de progresista no tiene nada- durante la anterior campaña electoral que la llevó al poder, también se refirió a sus vestidos de alta costura que compra en las más famosas casas de la moda mundial y dijo a quienes la criticaban: “para ser buena política no tengo que disfrazarme de pobre”.
Hay más ejemplos, pero no quiero aburrir contando más de lo mismo sobre quienes piensan que vestirse adecuadamente para ejercer la representación parlamentaria, no les permite ser opositores y no dan la talla de progresistas. No saben que la razón se da en la firmeza y en la convicción de sus ideas democráticas.
Ni siquiera levantando el puño cerrado en el pleno esperando ser captados por las cámaras fotográficas, los hace más revolucionarios.
Opinión
La frase de Allende es un escrache para estos progresistas de cuarta categoría. ¡Pero cuidado, los vaqueros y las camisetas revolucionarias, son de buenas marcas, no de cualquiera…
Estos “revolucionarios” de cartón, no habrían aguantado ni 10 minutos en Sierra Maestra. ¡Impresentables! por donde se les mire.
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