
Es bien sabido por todos lo que estos delincuentes con aspecto de empresarios han hecho para llenarse sus bolsillos y justo después que Estados Unidos apuntó su mira hacia las actividades de estos pobre tipos. El uruguayo Eugenio Figueredo tiene la extradición concedida por Suiza a EEUU, y ante esto el acusado decidió que quería ponerse del lado de la Justicia, decidió que quería colaborar, pero con la Justicia Criolla, no la Gringa, porque de acuerdo a la estrategia, aquí, en el paisito, en Uruguay, en un par de meses andaría nuevamente por la calle, tan libre como las gaviotas y quizás hasta con un pedido de disculpas por haberle hecho perder su precioso tiempo; en cambio en el país del Norte….Mmmm….Las cosas para el anciano caído de su nube, serían bastante diferentes, no sólo por los delitos de lavado de activos por los que se le acusa, sino por su declaración falsa de incapacidad mental realizada en el 2006, a fin de facilitar la obtención de su nacionalidad estadounidense, delito por lo que el Departamento de Justicia lo acusaría de Fraude de Naturalización, comprobable el mismo a través de los distintos certificados médicos apócrifos que presentara en la oportunidad de la realización de los trámites pertinentes.
Su abogada, Karen Pintos seguramente y en razón de sus cometidos específicos obviamente, debe andar corriendo de acá para allá, golpeando puertas y tocando timbres para ver si la Justicia Suiza se hace eco del petitorio, lo que de ser así, evitaría que Don Eugenio abordase, engrillado, un avión hacia los EE.UU. y sea dirigido prestamente hacia las mazmorras orientales a fin de que nuestras duras leyes, lo pongan en su sitio por delincuente, indagándolo seguramente, acerca de los sobornos en la atribución de contratos de comercialización deportiva mientras se desempeñaba al frente de la Conmebol, influyendo en los resultados deportivos…
Así las cosas, hecha la Ley, hecha la trampa; esperemos que las autoridades Suizas se percaten de esta chicana (cosa que no dudo), que se pretende poner en el rumbo que toman las cosas en torno a las investigaciones de que son objeto estos pobres hombres viejos, y en especial, respecto a Figueredo, para quien auguramos si las cosas se hacen como corresponde, que siga utilizando buenos trajes, pero en esta oportunidad a rayas.












