En una Catequesis sobre la familia, el Papa Francisco, que anteriormente había considerado la fragilidad de la familia con la pobreza, la enfermedad y la muerte, esta vez propuso reflexionar sobre las heridas que se producen en la misma convivencia familiar. “Se trata –dijo- de palabras, acciones y omisiones que, en vez de expresar amor, hieren los afectos más queridos, provocando profundas divisiones entre sus miembros, sobre todo entre el marido y la mujer”.
Francisco afirmó que “si estas heridas no se curan a tiempo se agravan y se transforman en resentimiento y hostilidad, que recae sobre los hijos. Cuando los adultos pierden la cabeza y cada uno piensa en sí mismo; cuando los padres se hacen daño, el alma de los niños sufre marcándolos profundamente”. Y explicó que esto es así porque “en la familia todo está entrelazado. Los esposos son ‘una sola carne’, de tal manera que todas las heridas y abandonos afectan a la carne viva que son sus hijos. Así se entienden las palabras de Jesús sobre la grave responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal, que da origen a la familia”.
El Sucesor de Pedro expresó que “en algunos casos, la separación es inevitable, precisamente para proteger al cónyuge más débil o a los hijos pequeños”. Pero que no faltan “los casos en que los esposos, por la fe y el amor a los hijos, siguen dando testimonio de su fidelidad al vínculo en el que han creído”
Fuente: Radio Vaticana