Obnubilado por el ansia de poder obligó a sus legisladores a votar la reelección indefinida, mientras acosa a los medios de prensa independientes, que viven bajo la censura del régimen.
Parece no tener a su alrededor a alguien que le asesore correctamente y le explique cuales son los límites entre el totalitarismo y la democracia. Pero claro, en su delirio, son ellos los que creen saber más que el resto de los mortales.
Otro papelón histórico lo ha provocado Correa en la II Cumbre de la CELAC-UE, donde salió a defender al régimen de oprobio de Nicolás Maduro y abogó para que Estados Unidos levante las sanciones al gobierno de Venezuela.
“Rechazamos y demandamos la derogatoria de la orden ejecutiva emitida por el presidente Barack Obama”, dijo Correa en el discurso de apertura por parte de la Celac. “La orden, además del ridículo argumento, viola flagrantemente el derecho internacional”, añadió.
Es imperdonable que el señor Correa omita reconocer que la sanción de EEUU es contra siete funcionarios del régimen chavista y no contra el pueblo de Venezuela.
Da lástima su discurso donde no dice ni reconoce el brutal ataque de Maduro a los ciudadanos de Venezuela que ya viven casi en un estado estalinista. El pueblo no le importa en lo más mínimo a este presidente ecuatoriano.
Vive en otro mundo, un planeta falto de luz y de buenas intenciones donde lo más importante sea el pueblo. Un planeta oscuro que en definitiva comparte con Nicolás Maduro, Evo Morales y Cristina Kirchner. Un planeta donde reina la intolerancia y el acoso a quienes osan pensar diferente.
R.C. Gómez