Un poco de agua no se le niega a nadie (informe de José Luis Rondán)

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Ilustración del autor
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Desde hace ya un buen tiempo venimos escuchando por diversos medios de comunicación masiva, que el agua que consumimos los uruguayos es de mala calidad, que estaría contaminada, cosa ésta que nos cuesta creer, que nos cuesta asimilar, sobre todo en virtud de que en esta bendita tierra, lo último que uno puede pensar es que falte o se deteriore el agua.
-Agua nunca faltará, han aseverado con insistencia desde nuestros progenitores hasta las más encumbradas autoridades de Gobierno. – Estamos repletos de ríos y arroyo y además estamos asentados sobre el Acuífero Guaraní; imposible que no tengamos para beber, han expresado los expertos.
Pero el progreso y la tecnología han desembarcado en nuestro territorio y de su mano obviamente, los negocios y las ganancias y la elevación del status de vida, (aunque para elevar las de algunos, se deprecie la de otros.)
La ciudad de Montevideo con más de un millón y medio de habitantes, se abastece de agua potable del río más grande al Sur del territorio, el Santa Lucía, el cual nace en las sierras del departamento de Lavalleja, cercano a la ciudad de Minas, extendiéndose por unos 248 kms y cuya desembocadura se da en el Río de la Plata, aunque desconozco hasta cuando podrá seguir haciéndolo, ya que los pronósticos son muy crueles y devastadores.
Según los expertos, la gran cantidad de industrias que se han instalado en las riberas del río o sus inmediaciones y cuyos vertidos van a parar a su lecho, están degradando rápidamente la calidad del agua, obligando al organismo responsable del agua en Uruguay (O.S.E), a verter más fósforo del permitido a fin de mantener la potabilidad del vital líquido. A la altura del arroyo Canelón Chico, en el departamento de Canelones, al Norte de Montevideo, existe un frigorífico cuyo nombre lo toma del mismo Departamento, y son tantos sus vertidos a las aguas, que ha obligado al organismo estatal antes referido, a verter fósforo hasta niveles de 1500 microgramos por litro, cuando lo permitido para el consumo humano no es más de 25 microgramos por litro.
A lo largo del cauce se suman para el vertido de efluentes, diferentes tipos de industrias las que van desde los tambos, hasta los cultivadores de soja, cultivo éste, el que según los técnicos, casi se adentran en el río mismo buscando un poco más de ganancias.
La O.S.E. procura trasmitir seguridad a los ciudadanos al expresar públicamente que el agua es segura, en tanto otro organismo del Gobierno, el Ministerio de Vivienda Ordenamiento territorial y Medio Ambiente (M.V.O.T.M.A.), ha dispuesto la prohibición del laboreo en las costas del río, así como el uso de agroquímicos, con la finalidad de procurar la conservación y/o restitución del monte ribereño.
El Alcalde de la zona, el señor Álvaro ALFONSO se ha expresado con dureza al respecto, aseverando que éste es un problema crítico desde hace cincuenta años, que somos el país del diagnóstico y no prevemos nada, ya que las plantaciones de soja se meten en el agua, mientras O.S.E. se limita a seguir vertiendo sulfato de aluminio para potabilizar, y nadie toma una sola medida al respecto.
Hace algunos días se dio la voz de alarma en el Este del país, en el departamento de Maldonado, pues el agua allí se había tornado intomable, tanto así que el propio Presidente Vázquez, dio la orden de no cobrar las facturas del mes hasta tanto no sea solucionado el problema existente con el agua para el consumo.
Y así podemos seguir, dado que aquellos que podemos hacerlo, compramos nuestros bidones de agua envasada, presuntamente más potable, segura y saludable que la que aún deben beber de los grifos la gente menos pudiente, con el riesgo de que, de colarse algún coliforme fecal, se lleven una buena diarrea, náuseas o ictericia.
Nuestro país comparte con el Paraguay, la Argentina y el Brasil, lo que se ha dado en llamar el acuífero Guaraní, la reserva de agua dulce más grande del mundo; 1.700.000 kms 2, sitio invaluable surgido hace 245 a 144 millones de años.
Actualmente Brasil, Argentina y Uruguay se han convocado para la generación de un proyecto para la protección ambiental y desarrollo sostenible del sistema acuífero Guaraní; elemento trascendental si los hay, promovido únicamente por estos tres países.
En nuestro país se está hablando desde hace algún tiempo también de la minería a cielo abierto, así como de las perforaciones petrolíferas, o los ya trasegados temas que involucran a las pasteras a orillas del río Uruguay, sumando nuevas preocupaciones en toda una población que ve como día a día, los hermosos arroyos y ríos se van degradando, se van ensuciando, se van contaminando, haciendo que sus aguas se tornen turbias e intomables.
Desde la infancia veíamos a los pueblos del África peleando su supervivencia día a día por un tacho con agua, andando kilómetros y kilómetros para hallar un pozo en medio del desierto, el cual no pocas veces veían con gran desazón, que estaba casi seco.
Pero acá, esa realidad era impensable, pero las economías, los negocios, las industrias, el desarrollo de proyectos sin el debido asesoramiento o planificación, han llevado a que nuestro pequeño país deba enfrentarse hoy a una dura realidad, por ahora superable, de momento salvable, pero que de no hacer algo y pronto, probablemente no haya marcha atrás, encontrándonos un buen día conque aunque hayan pozos y vertientes, el contenido no será apto para el consumo humano.
Las autoridades creen que de acatar las normas que se dispongan al respecto, que de aunar esfuerzos entre las autoridades de Gobierno y los particulares, trabajando en conjunto, en forma responsable y organizada, podría superarse esta amarga instancia en un plazo no menor a cinco años.
Hoy escuché al Dr. Tabaré Vázquez, Presidente de la República, hablando acerca de este tan importante como álgido tema, donde se comprometía a dirigir las acciones necesarias para revertir esta situación, aseverando que no le temblaría la mano para decidir lo más conveniente, para dar las directivas más acertadas para salvar esta instancia…Le creí, necesito creerle porque en esto nos va la vida, y ello es literal; nos va la vida, porque sin agua no habrá agricultura, no habrá ganadería, no habrá ciudades… debiendo tornarnos nómades en busca de algún pozo casi oculto por la maleza, de donde poder extraer un sorbo de agua.
Cierro esta reflexión con un dejo de amargura en mi corazón; yo, como mucho de ustedes, tenemos la vida hecha, pero a los niños, a los más jóvenes, a los por nacer…. ¿Qué país les estamos dejando? ¿Ante que panorama heredado deberán plantearse su existencia, o lo que es peor, su supervivencia?
A las autoridades les pido, hagan algo ya, ahora, en este instante, porque de lo contrario tendremos que enfrentarnos a la triste realidad de conocer que el dinero no quita la sed, de que no podemos asearnos con monedas ni darle de beber a nuestros animales y plantaciones, cheques, letras de cambio o pagarés.