
Pero la inteligencia no abunda en ese círculo de obsecuentes que rodean a un mandatario sin ideas y sin carisma, mientras que el país, por la propia inacción de los integrantes del gobierno, se cae a pedazos.
Nicolás Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, jamás ganarán un concurso de inteligencia pero si podrían obtener el gran premio a la represión, algo que manejan a la perfección.
Tampoco de la canciller Delcy Rodríguez, se puede esperar algo de razonamiento y de inteligencia, ya que desconocía la cantidad de personal diplomático que estaba a su cargo en EEUU. Dijo públicamente que eran 17 funcionarios y desde la propia embajada de su país en Washington, le aclararon que en realidad eran 74 diplomáticos.
La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, es otra muestra de la ineptitud ya que opina de temas políticos, acusa a la oposición, no atiende reclamos y ahora sugiere que hay que regular las redes sociales en un ejercicio claro de ataque a la libertad de expresión. Como una estrella de los medios de comunicación tiene su propio programa en radio. El ego desmedido envilece.
Mientras el pueblo venezolano pasa penurias económicas, el régimen presenta a la hija de Chávez como representante alterna en la ONU y lo más lamentable que esta joven-María Gabriela Chávez- no tiene la más mínima idea de lo que hace allí. En el colmo de la burla dijo a una agencia internacional de prensa: “Estoy aquí para aprender”. Le pagan por ir a aprender a EEUU, mientras vive una vida de lujos y los ciudadanos de su país no pueden comprar un litro de leche.
Es indiscutible que estamos ante la involución del ser humano.    



















