La canciller no tiene la más mínima idea de lo que dice o le ordenan decir. Habla de cosas tan absurdas como la vigencia de la democracia y la libertad de expresión en Venezuela, cuando hasta el más desprevenido sabe que nada hay de verdad en eso.
Rodríguez cree que el resto del mundo es de escasa inteligencia y apoyada en eso desvaria y repite lo que su jefe le ordena decir. La Canciller venezolana cuestionó en la OEA que se pueda considerar a su país como una amenaza para otros Estados “cuando todos los que están acá saben que la diplomacia bolivariana es de paz; y que cuando llega a un país, es para llevar unión, es para llevar amistad, es para llevar cooperación y para llevar complementariedad”. En esta línea, y como muestra del espíritu del gobierno venezolano, aludió a los avances económicos, sociales y políticos que Venezuela ha alcanzado recientemente en las áreas de corrupción, lucha antidrogas, alcance de los objetivos de desarrollo del milenio, erradicación de la pobreza y firma de convenios internacionales en materia de derechos humanos, entre otros.
También trató de llevar confusión al seno de la OEA al señalar algo inexacto: “Tenemos las comunicaciones de bancos de todo el mundo que nos han informado de ese bloqueo por las sanciones” dijo la mal informada canciller.
La aplicación de la sanciones de EE.UU. es solamente dentro del territorio norteamericano, no es efectivo fuera en otros países y con otros gobiernos y además lo aclara la secretaria de Estado para asuntos del hemisferio oeste de Estados Unidos, Roberta Jacobson: “Simplemente queremos prevenir a individuos quienes creemos han abusado (de los) DDHH de venezolanos que viajen o inviertan en EEUU”.
Delcy Rodríguez, que no tiene la más mínima idea de lo que es la función de un ministro de relaciones exteriores, ya ha demostrado su nulo conocimiento del trabajo que desempeña.
Ante las sanciones de EE.UU. y sin recabar información, la canciller le exigió al encargado de negocios de EE.UU. en Caracas, que se ajustara a la misma cantidad de funcionarios diplomaticos en cada país y aseguró que Venezuela tenía en territorio norteamericano a 17 representantes oficiales. Desde la embajada venezolana en Washington le informaron que son 74 diplomáticos los que Venezuela tiene acreditados en Norteamérica.
Hizo un papelón histórico; es la jefe del servicio exterior y ni siquiera sabía cuantos funcionarios bajo su mando estaban acreditados en EE.UU.