
Aníbal Fernández es una de las figuras más cuestionadas del gobierno kirchnerista por su carácter agresivo y su predisposición a actuar como juez y jurado sin esperar los fallos de la Justicia.
Ahora ha vuelto a dar muestras de su equivocado accionar y toma como ciertas las declaraciones de otro personaje de dudosa credibilidad, el asesor informático Diego Lagomarsino, que le prestó el arma a Nisman, en una aun confusa situación y que ahora-luego de declarar ante la fiscal de la causa- asegura que tiene más cosas para decir.
Según se lee en la página de prensa del gobierno kirchnerista, el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó hoy que Diego Lagomarsino “se está auto incriminando en dos delitos: malversación de caudales públicos y cohecho”, en la presentación que anunció que hará hoy su abogado defensor, Maximiliano Rusconi.
“Estamos en manos de un montón sinvergüenzas incluyendo a (Alberto) Nisman”, dijo en referencia al fiscal especial de la causa AMIA, encontrado muerto el 18 de enero último.
“Nadie se incrimina gratuitamente”, dijo al ser abordado por los periodistas al ingresar a la Casa de Gobierno.
Y explicó: “Lagomarsino está diciendo que de los $40 mil que le pagaban Nisman, $20 mil se lo depositaba en la cuenta, no yendo a trabajar; eso por lo pronto es malversación de caudales públicos; si daba $20 mil es una figura de cohecho”, con lo cual dijo que no se entiende que, estando de vacaciones, “iba a la casa del turro que le robaba la mitad del sueldo, para llevarle una pistola para que se protegiera”.
Más allá de esta “oportuna” y tardía denuncia de Lagomarsino, que de la forma en que lo ha hecho, enrarece aun más el caso y deja en claro que hay una conjura preparada para intentar desprestigiar al muerto.
Aníbal Fernández apela, una vez más, a la bajeza más ruin para denostar a alguien que no puede defenderse, pero calla lastimosamente que a su lado camina el procesado vicepresidente Amado Boudou y que va camino del juicio oral por los delitos por los que ya ha fallado la Justicia.












