Estamos ante un autogolpe propiciado por Nicolás Maduro y sus obsecuentes, que en nada respetan la Carta Magna y también ante el censurable silencio de los gobiernos amigos ideológicos del régimen chavista, que eligen mirar para otro lado y permitir que Maduro se convierte en un dictador que avasalla las libertades y atropella las instituciones, con el falso pretexto de un inventado intento de golpe de Estado.
Al atropello atroz de detener con violencia al alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma, elegido por el voto democrático del pueblo, se une la amenaza de detener- al mejor estilo estalinista- a los miembros de la oposición en la forma más cobarde de un régimen. Se anuncia que ahora irá por la líder opositora María Corina Machado y lo hará de la única forma que conoce; golpeando y atropellando los derechos civiles.
Porque en definitiva el gobierno de Maduro es eso, un régimen cobarde que le teme a la fuerza del pueblo ya cansado de sus atropellos.
Mientras el resto del mundo reacciona y pide a Maduro que retome la senda democrática, los socios del club ideológico regional callan y tratan de silenciar las críticas dirigidas a un gobierno que viola descaradamente los derechos de sus ciudadanos.
Pero Nicolás Maduro sigue en su planeta de fábulas, donde imagina falsos intentos que buscan derrocarlo y cada día sigue destruyendo a Venezuela y no se da cuenta que el golpe de Estado ya lo ha dado él mismo con las órdenes propias de un tirano, que ha destruido la industria y ha propiciado la escasez y pretende dominar al pueblo a través del terror.
Los presuntos bloques regionales, Mercosur y Unasur, son ya dos dos entidades inútiles, que de nada sirven salvo que sea para defender intereses de los compañeros ideológicos, aunque griten y condenen nadie los toma en serio.
Estos gobiernos que se sintieron ofendidos cuando Paraguay destituyó al presidente Fernando Lugo, a través de mecanismos previstos en la Constitución, sancionaron y vociferaron de mil formas lo que entendían era un atropello a la democracia, hoy callan vergonzosamente porque el chavismo es socio del club de las izquierdas obsoletas.