
Por los procesos penales que se le siguen, Boudou aparece aislado y sin apoyo político. No renuncia y eso lo convierte en el primer vicepresidente argentino que procesado por dos delitos, se mantiene en el cargo.
¿Cómo evitar el duro trance de Cristina de aparecer junto al procesado Boudou en el Congreso?.
El cambio de mando presidencial en Uruguay el mismo domingo 1 de marzo, le vino de perlas a presidenta, que se saca de encima un problema y lo designa a Boudou para representar a la Argentina cuando asuma Tabaré Vázquez en el vecino país.
El vice argentino -que fuera elegido expresamente por la presidenta para ese cargo- está procesado penalmente y pocos días atrás, la Cámara Federal confirmó su procesamiento en el caso Ciccone, lo que lo dejó al borde del juicio oral. Por otro lado el vicepresidente tiene complicaciones con otras causas, como son la de un auto registrado con papeles falsos y otro proceso por enriquecimiento ilícito.
Pero eso eso no es todo; es conocida la falta de sintonía entre Cristina Kirchner y el reelecto presidente uruguayo, enfrentados duramente en la anterior gestión presidencial de Vázquez por el tema de las plantas de celulosa en el Río Uruguay, que llevó al mandatario izquierdista a pedir ayuda a los EE.UU. y a George W. Bush, porque creía que Argentina iba hacia un enfrentamiento bélico con Uruguay.
Con esto, Cristina Kirchner, quita de su lado a Boudou en un acto donde las imágenes recorrerán el mundo y a la vez, no va a la toma de mando de Vázquez, pero sugestivamente envía a su vicepresidente cuyo presunto testaferro, Alejandro Vandenbroele, está requerido por la Justicia uruguaya por presuntos delitos cometidos en ese país.
Vandenbroele, está a la espera que se resuelva su extradición a Uruguay, algo que el gobierno argentino trata de dificultar, según se informa desde Montevideo.
Lo del título: una doble jugada para ir sacando conclusiones…












