El presidente de México, Enrique Peña Nieto reiteró su compromiso con el impulso al desarrollo y productividad del campo a fin de que sus habitantes puedan salir de la pobreza y tengan cada día más ingresos.
“El Presidente de la República y su Gobierno están empeñados y dedicados a asegurar que el campo de nuestro país sea más productivo y genere mejores ingresos para quienes hacen en el campo su vida diaria”, dijo.
En este sentido Peña Nieto aseguró que en su Gobierno se han desarrollado diversas tareas para que el campo mexicano sea más productivo, ya que la misión del Ejecutivo pasa por incentivar la productividad y no sólo de subsidiar o apoyar la producción del campo, sino de asegurar que la tierra sea más productiva.
Ante esto distinguió los programas estatales PROAGRO, PROGAN y PROPESCA, que dedican cada año millones de recursos financieros al sector a fin de incentivar la productividad. Asimismo destacó que se está trabajando para reactivar la industria nacional de fertilizantes a fin de que sean más baratos para que los campesinos tengan mayor acceso a ellos, y les signifique menores costos en la producción del campo.
De la misma forma el mandatario distinguió que se han creado diversos mecanismos para favorecer el crédito a los campesinos del país, de manera que estos cuenten con una base financiera que propicie el desarrollo de proyectos productivos.
“Desde finales del año pasado, a través de la Financiera Nacional de Desarrollo, establecimos programas o productos crediticios a tasas mucho más bajas que las que demanda el mercado financiero, de 7 por ciento, e incluso con productos específicos para las mujeres del campo con tasas de 6.5 por ciento”, afirmó.
Por otra parte destacó el impuso y apoyo a la vivienda en el campo, situación que ha conducido a la entrega de más de 24 mil viviendas en zonas campesinas, a regiones rurales; o a través de apoyos y subsidios para hacer arreglos o ampliaciones.
Además para atender y apoyar a las familias que viven y dependen del sector, se suman otros beneficios que derivan de las reformas estructurales, tales como la eliminación del cobro de la larga distancia en llamadas telefónicas en el país; el fin de los “‘gasolinazos’ que lastimaron mes a mes la economía de las familias mexicanas; y la disminución de las tarifas de la luz eléctrica, tanto en los hogares como en los negocios.