
La Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Turno de Nasca, había abierto una investigación preliminar para determinar la identidad de los activistas de Greenpeace, que habrían dañado las Lineas de Nasca, al ingresar a dicho recinto cultural para dejar un mensaje a favor del medio ambiente.
La fiscal Velia Patricia Begazo Villanueva confirmó que tras hacer una inspección en la zona colindante a la figura arqueológica del colibrí, se detectaron daños irreparables, en un área de 1600 metros cuadrados.
A su vez, la ministra de Cultura del Perú envió una carta a la UNESCO para explicar la acción de Greenpeace que provocó los daños en Nasca donde en la parte medular expresa:
Sobre el particular, debo señalar que durante la madrugada del día 8 de diciembre del presente año, un grupo de activistas de la ONG Greenpeace ingresó al sitio arqueológico sin autorización, aprovechando la oscuridad de la noche y caminando sin los implementos de protección necesarios, hasta llegar al geoglifo conocido mundialmente como el Colibrí, en cuyo entorno se instaló un lienzo de tela con un mensaje en inglés cuya traducción al español decía: “Tiempo para el cambio, el futuro es renovable: Greenpeace”. Estas actividades fueron documentadas por la ONG a través de fotografías en terreno y aéreas (drone), videos de los preparativos de la instalación, así como tomas fotográficas aéreas (sobrevuelo) realizadas a primeras horas del día; las mismas que fueron difundidas en las redes sociales.
El Ministerio de Cultura, junto a representantes de la Fiscalía y la Policía Nacional, inspeccionó la zona y confirmó los graves daños causados al entorno del Geoglifo el Colibrí en un área de 1,600 m2, habiendo quedado marcada de manera irreparable la ruta que siguieron para acceder al geoglifo, agregándose a ello, la disturbación del terreno del entorno de la figura del Colibrí por efecto del movimiento y circulación de personas para efectuar los hechos antes indicados.
Las Líneas de Nasca fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.
El director de Greenpeace, el sudafricano Kumi Naiddo, viajó a Perú y prometió hacer “todo lo necesario para subsanar el problema”.









