En la habitual conferencia de prensa matutina, en la Casa de Gobierno, sostuvo que “quienes opinan, son los mismos opositores de siempre, financiados por otras empresas petroleras que pretenden obstaculizar el acuerdo. En este oficio nos conocemos todos”, dijo y acotó que se trata de una “operación de prensa, sobre la base de cortinas de humo”.
En respuesta a una pregunta en tal sentido explicó que no se trata de ‘cláusulas secretas’, sino de “cláusulas de confidencialidad, en virtud de que se trata de dos empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York”.
“Estas cláusulas de confidencialidad –agregó- forma parte de la operatoria típica de una inversión de esta naturaleza”, como también “los mecanismos de solución de controversias” que implica “la elección de una jurisdicción que tiene que ser compatible, amigable para ambas partes”.
El acuerdo tiene que ver, además, con el proyecto de inversión “y sus perspectivas de remisión de utilidades” y todo ello, explicó, “forma parte de las transacciones de carácter habitual y ordinario” para la inversión hidrocarburífera o minera.
“Es necesaria –además- la estabilidad fiscal, pues en una inversión de alto riesgo vinculada a una etapa de exploración; puede o no producirse el hallazgo del yacimiento que permita garantizar el retorno de la inversión; si no encuentra nada pierde lo que invirtió; si encuentra un yacimiento, tiene que garantizar la recuperación de la inversión y las utilidades”, dijo.
“Todo lo que contempla el contrato –reafirmó Capitanich- es lo que en forma ordinaria se efectúa con empresas de carácter internacional, en virtud de la necesidad de capital intensivo para los procesos de exploración hidrocarburífera”.
El Jefe de Gabinete recordó que “la decisión estratégica de la Argentina ha sido, por parte de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, de lograr el autoabastecimiento energético. Para eso la primera decisión clave, fue la expropiación de las acciones de Repsol por parte del YPF” lo que “implicó un incremento de la productividad y de la producción de gas y petróleo”.
Luego se articuló “el sistema de atracción de inversiones para la exploración y explotación hidrocarburífera en Vaca Muerta, Loma Campana (Neuquén). Se trata de la producción de gas convencional y petróleo no convencional”.
El acuerdo Chevron-YPF implica una inversión de U$S 1240 millones en una primera etapa, U$S 1600 millones en la segunda fase, con un cronograma que insume U$S 16 mil millones para el 3% de la superficie del yacimiento, lo cual muestra que “la potencialidad del yacimiento es extraordinariamente importante” y su explotación “no solo depende de la capacidad de asociación de capitales, del financiamiento, sino del precio del crudo, sobre la base del punto de equilibrio para una inversión de esta naturaleza”.
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