“Llegó la hora. Vamos todos juntos. Es nuestro mundial”, dijo el técnico de la Selección Brasilera, Luiz Felipe Scolari, en la víspera del partido. El clima en la Selección Brasilera es de tranquilidad y de buen humor, la confianza está en alza, las lesiones pasaron lejos de la preparación del grupo y el objetivo está muy claro para todos los jugadores, especialmente en la cabeza y en el corazón del gran crack del equipo.
“No quiero ser el mejor jugador, ni goleador. Solo quiero el título. Estoy preparado para ayudar a mis compañeros. Ningún jugador juega solo”, dijo Neymar.
El equipo titular de Brasil debe ser el mismo que levantó el trofeo de la Copa Confederaciones hace poco menos de un año: Julio Cesar; Daniel Alves, Thiago Silva, David Luiz y Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho y Oscar; Hulk, Fred y Neymar. Y es necesario agregar un nombre más a esta formación, que va a hacer toda la diferencia: la hinchada brasilera.
Pero también allí estará los grandes enemigos, entre los que aparece Uruguay, selección bicampeona del mundo y que lleva el galardón de haberle arrebatado la copa del mundo a los brasileños en 1950, en el mundial que se disputó en Brasil; una ofensa que nunca se ha podido olvidar.
Las historias son innumerables y el Mundial en Brasil no inspiró solamente a los brasileros. Ingleses recorrieron 1966 kilómetros a pie, partiendo de Argentina, para curtir el Mundial por aquí. Miles de chilenos están llegando por Cuiabá, la invasión mexicana ya comenzó por Recife, donde la terminal de pasajeros fue reformulada para el Mundial. Colombianos están siendo esperados con ansiedad en las casas de Brasilia que servirán de hospedaje alternativo, y ellos llegarán a un aeropuerto modernizado y reformado, también para el Mundial.
Las calles se llenaron en Viamão (RS) para recibir a Ecuador, los mexicanos no se cansan de repetir cuán agradecidos ya están con el cariño de la población de Santos (SP). Croatas llegaron a San Pablo elogiando la recepción y el tratamiento cordial en Mata de São João (BA).
Es el Mundial que va mucho más allá de las doce sedes. Y un Mundial que extrapola el deporte, para fortalecer campañas importantes y traer esperanza en otras áreas más allá del fútbol.