El colectivo de presos de la banda terrorista ETA denominado EPPK, ha enviado un comunicado al diario vasco Gara, donde expone que el Gobierno español intenta “aislar al EPPK” por el encarcelamiento de ocho personas que ejercían funciones de mediación para EPPK, de explorar las vías legales para lograr acercamientos y excarcelaciones.
Los terroristas presos-que ejercieron la violencia en contra de la ciudadanía española con más de 900 asesinatos- llegan incluso a decir algo insólito: «El Gobierno está solo con su violencia, una vez más».
El comunicado de los presos de la banda criminal, señala: «EPPK seguirá desarrollando su línea, con el apoyo de la ciudadanía, y al Gobierno español el tiempo se le escapa entre las manos. Cada vez que dice que no cambiará la política carcelaria, está anticipando que tendrá que cambiarla. Tiene que entender que, pronto o tarde, deberá responder positivamente a la voluntad ciudadana: ha llegado el momento de acabar con la dispersión».
El colectivo etarra valora la rueda de prensa ofrecida en Durango por «los amigos que han hablado sin cadenas, los ex presos» y destaca que «el Gobierno no quería ver esa imagen, pero sobre todo no quería oír el mensaje».
Como de costumbre, en su retórica, la culpa la tienen otros y también como siempre, no le exigen a ETA que se desarme y se disuelva, ese si un clamor popular que los terroristas siguen ignorando.
El periodista y novelista francés Jean-Baptiste Alphonse Karr, dijo: “Estoy de acuerdo en que las sociedades decreten abolir la pena de muerte; pero que empiecen por abolirla los asesinos”.
Trasladada la frase anterior a la realidad de ETA, la banda criminal debería empezar a desarmarse y disolverse, para luego hablar de terminar con la dispersión. Claro que en España no hay hoy pena de muerte, tan sólo prisión por poco tiempo. El caso de la sanguinaria etarra Inés del Río es un ejemplo muy claro: sólo cumplió 26 años de cárcel; apenas 399 días por cada uno de sus 24 asesinatos.












