Tenencia responsable de perros y las mal denominadas “razas peligrosas”

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Cuando  vemos las noticias y posteriormente leemos en las redes sociales y espacios de comentarios, tristemente son expresiones apresuradas y lapidarias sobre ataques caninos, con afirmaciones tan absolutas, como si no hubiese puntos intermedios o la capacidad de pensar los porqué de estas situaciones. Hay ciertos lugares en donde no se puede tener perros de 40 kilos o más; no están las condiciones de espacio, alimentación, cuidados veterinarios, orientación etológica, educación, instalaciones adecuadas, etc.
Es el peor error creer que un perro en ese tipo de circunstancia no va a ser un posible problema. Hay toda clase de perros desequilibrados, tanto genética como ambientalmente. Creo, según mi experiencia, que en muchos de los casos que vemos en noticiarios, hay mal manejo desde todos los puntos de vista, lo que desemboca en ataques, que pueden ser por defensa del territorio (si la persona no avisa quién es, el perro puede desconocer), por estrés (alguna situación en que el perro muerde ante estímulos externos), por algún dolor (una patología no detectada puede causar reacciones bruscas negativas), por timidez (el perro ataca al ser agredido o molestado), inclusive si alguien se acerca a su comida, etc.  No es válido dejar todo a responsabilidad del perro, pues, ese animal, muchas veces nada tenía que hacer en aquel lugar en que estaba y bajo precarias condiciones de vida. Hubo personas que debieron hacerse cargo responsablemente y un día se desentendieron del can, o bien se extravió o fue robado. Ese perro, con otro dueño, dedicado y preocupado de los detalles de comportamiento, jamás presentaría problemas. lio 46
A los perros se les educa desde cachorros, pero, de por vida hay que REITERAR, REPETIR, INSISTIR, REFORZAR, todo lo que se quiere de ellos, siempre y todos los días. Un perro sin un dueño tutor, es una bomba de tiempo si tiene cierta estructura física agregada a fuerte carácter, que es en definitiva lo que hace la diferencia. Los perros funcionan mediante el sistema de premio y castigo, donde la caricia, la palabra suave, reafirman las buenas conductas, refuerzo positivo; el castigo, mediante la reprimenda, basta para que el can sepa que su comportamiento no corresponde. El humano es el guía y si no está dispuesto a cumplir ese rol, simplemente debe desistir de tener un perro a cargo. Un perro no aprende si diariamente se le aleja, aisla,  amarra, se le grita y hasta se le golpea. Me inclino a pensar que esto último es lo que deben asimilar muchos de los canes que son titulares en las noticias.
Hay afirmaciones acerca de “raza peligrosa”, pero la misma Federación de Veterinarios Europeos (FVE) señala que no puede calificarse de agresivo a ningún perro por su raza, sino por temperamentos y comportamientos individuales. En reiterados casos, estamos en presencia de  perros con una reacción agresiva y no de un perro de temperamento agresivo, que los hay, sin duda, pro no en la mayoría de los casos.
No quepa duda que si se tratase comprobadamente de perros agresivos frente al humano, de reacciones descontroladas, quienes protegemos la vida de los animales,  determinaríamos con dolor una solución de eutanasia. En otros casos, no sabemos si hubo un adiestramiendo en ataque y defensa por el dueño original de este animal, ignoramos si al ver un garrote o ciertas posiciones corporales hay una disposición a morder  generada por aprendizaje.  Pero, en determinados ataques, hay un cúmulo de interrogantes acerca de las causas de tan terribles desenlaces y siendo objetivos, no es el animal el que tiene la mayor responsabilidad. Es un crisol de situaciones que detonan en una mala conducta, tal como sucede en los humanos, o ¿acaso nosotros jamás tenemos una mala reacción? ¿Nunca herimos a quienes nos rodean, nunca gritamos ni nos sulfuramos ante situaciones irrelevantes como perder dinero, el tráfico o por simples desacuerdos con otro? Pues, al perro le exigimos que toda su vida sea ejemplar y cuando tiene una reacción, con lo único que puede expresarse, sus dientes y sus madíbulas, lo enviamos al patíbulo.lio 1  b
Perros que han cometido errores, con una mano profesional, afecto, dedicación y educación pueden ser positivos y sociables, sólo hay que darles la oportunidad de tener una vida decente; hay cientos de casos de canes con verdaderos problemas de conducta que han logrado ser reeducados y también supe de eso con tres perros problema que adopté de adultos y que murieron de viejos y con todo mi agradecimiento por lo grandes que fueron.
   
Se habla tanto de niños que ingresan a propiedades privadas y han sido mordido reiteradamente. Triste, preocupante y aberrante, pero digamos que hay dos puntos importantes: el niño no puede ingresar a cualquier lugar como le dé la gana y si había perros ahí, era por repeler delincuentes (humanos); esos perros, si atacaban extraños, era con lo que se ganaban el pan; las personas los pusieron ahí y, tengan por seguro, que si no cuidaran ni fueran desconfiados, estarían en situación de abandono callejero. O sea, se les exige y estimula a ser bravos, sino, son malos perros, inservibles, inútiles, basura, hay que dejarlos a su suerte. Y como hay una gran mayoría de perros mansos, tenemos el problema del perro vagabundo a niveles extremos. No eran Filas, ni Rottweilers, ni Dogos de Burdeos en muchos de los ataques, sino cruzados o mestizos poco definidos, lo que refuerza la tésis de la FVE, de que en toda raza o tipo de perro, puede haber agresividad y no es inherente a ninguna raza canina en particular, sino a sujetos individuales. Cuando se ataca en jauría es un perro quien inicia y los demás secundan, lo que se llama conducta gregaria.
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Las responsabilidades son compartidas, malas estructuras perimetrales de cierre, y niños en la calle explorando donde no tienen  seguridad de con qué peligros pueden encontrarse. Bien pueden caer a un pozo, como que los aplaste una máquina, ser atropellados, golpeados accidentalmente o mordidos por perros. Situaciones sobran cuando se ingresa a un lugar desconocido.
Se habla tan livianamente de razas peligrosas y la situación, a niveles profesionales de adiestramiento, es de total decepción por lo poco desconfiados que son los canes actuales que, supuestamente debieran ser grandes guardianes. En muchas latitudes, adiestradores y perreros buscan, clasifican, testean, perros en defensa, con equipo de protección, manga y bastón, con un figurante que ponga a prueba la agresividad de los animales y sólo un pequeño porcentaje logra mostrar cualidades en estas disciplinas, porque, sometidos a presión, la mayoría de los canes huye, se atemoriza o simplemente no reacciona eficazmente. En síntesis, las razas caninas que debieran ser de guarda y defensa están a duras penas teniendo ejemplares duros y de fuerte temperamento. Esa es la realidad.
Es de meditarlo, porque si cada Dobermann, cada Rottweiler,  Bulldog Americano, y similares, atacase por cualquier motivación, en este momento estaríamos ante miles y hasta millones de personas mordidas , pero, las cifras integran tanto mestizos como perros de raza de diversas categorías. Y no son una plaga de ataques, sino lo históricamente repetido por estadísticas.
La prensa se ha encargado de generar mitos acerca de ciertas razas, como que son malas per se, como que agreden sin causa aparente, pero nadie pone el acento en que ciertos programas de TV, destacando las cualidades de poder físico del Pit Bull y otros, desencadenaron una ola de cruces y apareamientos, como un negocio lucrativo para jóvenes sin ninguna preparación ni metodología en la selección de ejemplares para cría. Se creó una moda, muy negativa, por cierto. Frases como “esta mandíbula puede triturar”, “este perro puede arrastrar un coche”, son “una masa de músculo”, sólo volvió más atractiva y deseable a una raza que simplemente se desbordó en sus cifras, llegando a la sobrepoblación y finalmente, al desprestigio y abandono. Ya no era “in” tener un Pit Bull, por eso mismo, mejor a la calle. Asimismo, los jefes de hogar y preocupadas madres, al ver el noticiario alarmante, optaron por la frase típica: “haz desaparecer ese perro de aquí”.
La responsabilidad de los medios de comunicación debe ser orientada a educar a la población acerca de la tenencia responsable es estos animales, generar espacios de integración y de retroalimentación, rol que juegan actualmente  sólo las redes sociales.
No basta con alimentar a los perros, es necesario estudiar, aprender, interiorizarse, para que cada día exista en menor grado esta problemática, de la cual somos todos responsables como sociedad.
Omar Sobarzo Medina
Periodista y empresario
Propietario del criadero de exportación canina Valhalla’s Warrior en Valdivia, Patagonia chilena.
Fotografías Valhalla’s Warrior.
Registrado en Kennel Club de Chile
Registrado en Federación Canina Española 
Moderador foro internacional www.elpresa.com
web https://www.facebook.com/pages/Presa-Canario-Valhallas-Warrior/129832617062206?fref=ts
Autor del “Texto informativo de perros potencialmente peligrosos” publicado online y presentado en el Congreso por Gabriel Barría Meza para lograr que se archive el proyecto de ley chileno al respecto, cambiándose por un “Proyecto de ley de Tenencia responsable de Mascotas”.

2 Comentarios

  1. Está muy bien que personas expertas en este tema nos aclaren lo que nosotros de una forma particular ya vemos con nuestros canes

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