El Papa Francisco, que ha querido rezar a los pies de la Virgen de Aparecida, corazón cristiano de Brasil, antes de encontrarse con los dos millones de jóvenes venidos de más de 160 países para participar en la JMJ de Río de Janeiro, recibió con alegría, de manos del Cardenal Arzobispo Damasceno Assis una reproducción de esta amada imagen de María.
Se trata del Santuario que también visitó Benedicto XVI el 13 de mayo del año 2007, también entonces ante una multitud de fieles, cuando estaba en curso la V Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe.
Aquella Asamblea fue, en cierto modo, la que consagró al Arzobispo de Buenos Aires como figura “continental” de la Iglesia latinoamericana, cuya reputación de profundo hombre de Dios muchos ya conocían, no sólo por su conducta de vida o el espacio reservado a la oración, sino también por el rechazo de lo innecesario y del lujo y por su atención evangélica hacia los pobres.
Algunos observadores de la realidad eclesial dicen que en Aparecida los obispos del continente más católico descubrieron también la capacidad de gobierno del entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio.
En efecto, había sido elegido presidente de la Comisión encargada de la redacción del documento final. Tarea sumamente delicada, si se tiene en cuenta que debía indicar el camino a una Iglesia perteneciente a una realidad sociopolítica sumamente compleja.
El futuro Papa Francisco logró en aquella oportunidad que se expresaran armoniosamente las diversas sensibilidades valorizando al mismo tiempo la devoción popular del continente. Hay quien dice incluso que en la homilía que el Cardenal Bergoglio pronunció en Aparecida el 16 de mayo de 2007, tras la partida de Benedicto XVI, se descubre al hoy Papa Francisco…
Fuente Radio Vaticana