Venezuela está enferma

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Jaime Mario Trobo
Jaime Mario Trobo
Los graves episodios ocurridos en la Asamblea Nacional de Venezuela, ámbito en el cual se han puesto de manifiesto las prácticas más reprobables de intolerancia política, traducen el doloroso panorama de un país cuya sociedad está partida.
La tensión existente, resulta a nuestro juicio, de la persistente practica de un discurso confrontacional, que caracterizó el derrotero político de Hugo Chávez, hacia adentro y hacia afuera de su País. Chávez sustentó su personalidad política en capitalizar las adhesiones y apoyos ciudadanos, que indudablemente tuvo, orientándolos no a la construcción de consensos, sino a la destrucción de las opiniones alternativas. Conmigo o contra mí. Con la revolución o contra la revolución. Etc., etc.
Venezuela fue víctima del maniqueísmo, lo fue también nuestra América; Chávez autoimpuesto de la condición de vocero continental, aprovechado de la timidez de Brasil, las deudas a su gratitud de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y la perversa incidencia de Cuba en sus estrategias internacionales, apareció como el paladín de la “venganza” contra quienes no compartían sus posiciones. Adentro y afuera lideró la confrontación y hoy muerto se recoge en su país el fruto de su lógica. Chávez ha dejado su herencia.
Que otro espacio puede existir en una sociedad que se precia de democrática, que el Parlamento, con integración plural, para que se expresen libremente sin restricciones las opiniones de los representantes ciudadanos?. Cuál es el ámbito, en un país en el cual el poder está altamente centralizado, hay fundadas dudas de la independencia de los poderes como el Judicial, el Electoral, el Contralor, y otras instancias de control, sino el Parlamento?. ¿Qué señales recibe la ciudadanía si asiste a la práctica violenta, intolerante e intimidante, en ese ámbito a quienes representan nada más ni nada menos que al 50% de ella, y ello es propiciado y estimulado por las autoridades parlamentarias y justificada por los gobernantes más encumbrados?.
Venezuela está enferma, muy enferma. De impulsos primarios que no ceden un instante a la racionalidad y la práctica de la tolerancia y no podemos ser también nosotros insensibles ante menudo problema que afecta a un país de nuestra región.
Escuchamos reiteradas veces, hasta el cansancio, el discurso de la defensa del pueblo, de sus anhelos, de su independencia, en Venezuela y en otros lugares, pronunciado por quienes estimulan la intolerancia, meten leña a la hoguera y se escudan en la virtud de sus principios maniqueos que destruyen la moral de una nación. No podemos ser insensibles ante el doloroso panorama que ofrece ese país hermano. No podemos eludir pronunciarnos condenando las prácticas fascistas adoptadas en la Asamblea Nacional de Venezuela reiteradas veces para callar la oposición. No podemos, mientras en Uruguay el gobierno prepara una recepción a Nicolás Maduro, dejar de expresar nuestro agravio como demócratas y nuestra demanda ante la descalificable acción instigada por un discurso intolerante.
Jaime Mario Trobo
Diputado – Uruguay