
El lugar donde se fabrican estos pastéis tiene un encanto que va más allá de una simple explicación. Allí uno puede adquirir las distintas propuestas de tortas en una muy variada forma de elaboración y gustos, pero quien atrapa el paladar de los compradores es la estrella del antiguo establecimiento; los pastéis de Belém .
La receta original como el nombre de pastéis de Belém (tortitas de crema, de unos 8 centímetros de diámetro) están registrados y su fórmula sigue siendo un secreto celosamente guardado por sus propietarios. Aunque han aparecido recetas en distintos medios, la fórmula original, que permanece incambiada a través de los años, no ha podido igualarse. La pasta es de hojaldre y la crema tiene una base fundamental de yema de huevo, leche y azúcar. Se comen tanto en caliente como en frío, según se explica en Wikipedia.
Los pastéis de Belém han representado a la gastronomía portuguesa en la iniciativa cultural del Café Europe en el Día de Europa en 2006.
La historia

La fábrica de los pasteles cuenta la historia del nacimiento de los famosos pastéis de Belém:
En el inicio del siglo XIX, en Belém, cerca del Mosteiro dos Jerónimos funcionaba una refinería de caña de azúcar asociada a una pequeña tienda de comercio variado. Como consecuencia de la Revolución Liberal ocurrida en 1820, todos los conventos de Portugal se cerraron en 1834, expulsando a todos los trabajadores y el Clero.
En una tentativa de supervivencia, alguien del Monasterio puso a la venta, en aquella pequeña tienda de comercio, unos pasteles llamados “Pastéis de Belém”. En aquella época, la zona de Belém, quedaba lejos de la ciudad de Lisboa y el recorrido era asegurado por los barcos a vapor que llegaban a esa zona. Aún así, la imponencia del Mosteiro dos Jerónimos e de la Torre de Belém atraían a los visitantes, que en seguida se acostumbraban a saborear los deliciosos pasteles originarios del Monasterio.
En 1837 se dio inicio a la fabricación de los “Pastéis de Belém” en las instalaciones anexas a la refinería según la antigua “receta secreta” originaria del convento. Desde entonces, esta receta es transmitida y conocida exclusivamente por los maestros pasteleros que los fabrican de modo artesanal en el “Taller del Secreto”. Esta receta se mantiene inalterable hasta hoy en día. De hecho, es por medio de una exigente elección de ingredientes que, la única y verdadera fábrica de los ¨Pastéis de Belém”, proporciona hoy el sabor de la antigua pastelería portuguesa.












