¿Matrimonio igualitario?

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Ante la inminente aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Uruguay, que permitirá a las parejas de homosexuales adquirir los mismos derechos de una unión entre hombre y mujer, surgen críticas y defensas a esta ley por parte de distintos sectores de la sociedad.
Desde la iglesia católica aparece el obispo de Canelones, Alberto Sanguinetti, quien invita a movilizarse en contra del proyecto de ley que habilita el casamiento entre homosexuales, al que se ha sumado la advertencia del obispo de Salto, Pablo Galimberti, de que la norma será un “duro golpe a la institución matrimonial”, ya que llamarle “matrimonio igualitario” conlleva “una cuota de engaño”, porque “equipara una unión homosexual con el matrimonio entre varón y mujer, unión afectiva pero también corporal plena, con capacidad de engendrar nueva vida y de brindar a los hijos una complementación diferente y complementaria de las figuras de madre y padre, tan importantes para un mejor desarrollo sicológico”.
El obispo Galimberti agregó también en declaraciones a Montevideo Portal: “¿Por qué relativizar y desvalorizar una institución, hoy tan golpeada como la familia, introduciéndole profundas modificaciones que van a confundir más que aclarar? Una definición clásica de la justicia es ‘a cada uno lo suyo’. Según esto, demos a las parejas de varón y mujer los derechos que les corresponden, entre ellos, el de llamarse con toda propiedad ‘matrimonio’. Y demos a las uniones homosexuales un nombre distinto, por ejemplo, “compañeros permanentes”, o como sea. ¿Por qué no respetar esa lógica elemental que aprendemos desde nuestros primeros balbuceos, de llamar a cada cosa por su nombre, en lugar de implantar ‘a prepo’ la lógica de Babel?”
El artículo primero del proyecto se refiere al matrimonio como “unión de dos contrayentes, cualquiera sea la identidad sexual u orientación sexual de éstos, en los mismos términos con iguales efectos y formas de disolución que establece hasta el presente el Código Civil”. En el artículo 16 se realiza una alusión general a toda expresión de la cual emerjan menciones como “marido” y/o “mujer”, que deberán sustituirse por expresiones como “los cónyuges, pareja matrimonial, esposos y otras de igual o similar tenor que no alteren el contenido sustantivo de la regulación”.
El escritor y diputado Fernando Amado del Partido Colorado, es un defensor de la ley del matrimonio igualitario y expresó: “Vamos a saldar la deuda con los homosexuales de violarles sus derechos a ser iguales”; lo que no explica el diputado escritor, es como hará para igualarlos permitiéndoles que puedan concebir entre parejas de un mismo sexo.
Hablando de derechos
Claro que los homosexuales deben tener sus derechos y se les debe respetar como a cualquier ser humano, pero habría que entender que ellos también discriminan en su relación social con los heterosexuales. ¿Por qué debe existir un día del orgullo gay? ¿Acaso no son iguales?.
Si alguien quisiera implantar el “día del orgullo heterosexual”, saldrían a catalogarle de homófobo, aunque tiene el mismo derecho a festejar su condición sexual, cualquiera sea.
¿Por qué existen los llamados “Cruceros turísticos gay” donde no se aceptan a parejas heterosexuales? ¿Eso no es heterofobia?
Lo que se debería entender es que son las leyes de la naturaleza o de Dios-según las creencias de cada uno-las que marcan las diferencias entre uno y otro sexo y las leyes de los hombres no las pueden cambiar en el sentido biológico.