“Y como líderes de nuestras naciones, elegidos democráticamente por nuestros pueblos, tenemos la obligación de estar a la altura de este gran desafío y yo tengo plena confianza en que todos y cada uno de ustedes, va a entregar lo mejor de sí mismo para hacer de esta Cumbre, una Cumbre muy exitosa”.
Con estas palabras, pronunciadas al final de su alocución, el presidente de Chile Sebastián Piñera le dio la bienvenida a los jefes de Estado y presidentes de los países de América Latina y de la Unión Europea que participan de la primera Cumbre CELAC-UE.
Entre los mandatarios estaba Raúl Castro de Cuba, único país presente que no ha tenido elecciones democráticas para elegir presidente.
Castro escuchó las palabras de Piñera y soportó estoicamente varias de las miradas de los presentes que instintivamente se dirigieron hacia el lugar donde estaba sentado el presidente cubano.
De cualquier manera, los países latinoamericanos de la CELAC, han designado a Cuba como el próximo anfitrión de esta Cumbre, pasando por alto los propios estatutos de la organización regional que expresan: “…nuestra comunidad se asienta en el respeto irrestricto del Estado de Derecho, el respeto a la soberanía y la integridad territorial, la defensa de la democracia, la voluntad soberana de los pueblos, la justicia social, el respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales que son requisitos esenciales para la participación en los distintos órganos de la CELAC”.
Cuba recibirá al término de esta Cumbre, la presidencia pro tempore del bloque de países y desde ese instante, será el encargado de velar por la defensa de los derechos humanos y cuidar que la democracia no se vea violentada en los países de la región.
Como oportunamente señaló Santiago A. Canton, director del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos en un artículo periodístico referente a esta designación de Cuba para ejercer la presidencia de una organización democrática: “No sabemos qué pasó, pero cuando nos despertamos el zorro estaba a cargo de proteger a las gallinas”.













Acaban de matar la democracia, falta que a Castro lo premien con el Nobel de la Paz y la vergüenza será completa.
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