La CELAC como bloque regional, tendrá un difícil entendimiento con Europa

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Una Cumbre con los países de la Unión Europea, que acaba de finalizar en Chile, ha dejado al descubierto la fragilidad del bloque de países latinoamericanos y caribeños, presuntamente unidos en la CELAC, que más allá de las promesas de acuerdos y futuros negocios en conjunto, terminará siendo la base de acuerdos puntuales entre países donde no intervendrá toda la comunidad de Estados asociados.
Luego de ver el desplante de Ángela Merkel a Raúl Castro, cuando el cubano intentó ir a saludarla y la canciller alemana le dio la espalda para no estrechar la mano de quien ella considera es un presidente ilegítimo, queda claro que Europa, bajo el peso influyente de Alemania y otros países de la Unión Europea que no van a aceptar tener como interlocutor al régimen cubano, designado por los gobiernos latinoamericanos para ejercer la presidencia pro tempore de la CELAC.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), comenzó con una debilidad elocuente al elegir a un país como Cuba, que tiene un gobierno que no permite la democracia y no respeta los derechos humanos, para que los represente.
Llama la atención que países como Chile o Colombia, entre otros, se presten a esta incongruencia pergeñada por Venezuela y secundada por los gobiernos de Argentina, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, con jefes de Estado donde la libertad de expresión está severamente restringida y que con su visión absolutista condenen a Paraguay a una suspensión absurda y premien al régimen cubano por no realizar elecciones democráticas y no respetar los derechos humanos.
Se llega a límites insospechados y mandatarios que llegaron legitimamente al poder a través del voto democrático, temen a la reacción de otros países con mentalidad totalitaria que amenazan a quienes no siguen sus reglas arbitrarias. El gobierno de Paraguay a través del canciller José Félix Fernández, ha revelado que Chile-país anfitrión- pidió expresamente a Paraguay que no asistiera “por temor a un vacío de los países del Mercosur, Unasur y el bloque del Alba”. La sinrazón se impone a través de amenazas.
Castigan a Paraguay por un presunto “golpe de Estado parlamentario”, para destituir al presidente Fernando Lugo y que en realidad se hizo dentro de lo que marca la Constitución de ese país sudamericano, pero aceptan que en Cuba no haya democracia y la libertad de expresión sea castigada.
También se avasalla un postulado de la CELAC que expresa claramente: “Reiteramos que nuestra comunidad se asienta en el respeto irrestricto del Estado de Derecho, el respeto a la soberanía y la integridad territorial, la defensa de la democracia, la voluntad soberana de los pueblos, la justicia social, el respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales que son requisitos esenciales para la participación en los distintos órganos de la CELAC”.
Nada de esto cumple Cuba pero se le otorga la presidencia pro tempore del bloque regional, desconociendo lo que marcan los postulados de la propia CELAC.
El canciller de Paraguay, Fernández Estigarribia, se ha referido a las declaraciones “no felices de su par Antonio Patriota, de Brasil, acerca de que el “monitoreo de nuestra realidad podría extenderse hasta después de abril y hasta agosto, lo cual es inaceptable”. Todos callan y nadie se rebela.
El director de la División de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco dijo que “Una asociación de estados regional (sin presupuesto, sede, tratado, personal), cuya razón de ser es reunirse una vez al año sin Estados Unidos ni Canadá, y que ahora está presidida por el presidente de Cuba, cuesta tomarla en serio”.
También dijo en declaraciones al diario chileno La Tercera que: “En esta región, los gobiernos se han autoimpuesto obligaciones democráticas para participar en estos foros. Eximir de este prerrequisito a Cuba y distinguir a su actual dictador como el líder de la Celac me parece un grave error” y subrayó que a estos países latinoamericanos “Es evidente que no les importa el totalitarismo de ese régimen. Con esta elección están abandonando compromisos colectivos en derechos humanos y libertades públicas”, puntualizó el director de la División de las Américas de Human Rights Watch.
Hay enormes diferencia ideológicas entre los países de la CELAC y no se llegó a un acuerdo sobre lo que exigía la UE para que en la declaración oficial se incluyera el compromiso de los países latinoamericanos a garantizar certidumbres legales, para no pasar por la zozobra de las expropiaciones intempestivas que han hecho, por ejemplo, Argentina y Bolivia. Finalmente se optó por poner en el texto: “la importancia de un marco normativo estable y transparente que proporcione seguridad a los inversionistas”, aunque se aplicará “el derecho soberano de los Estados a regular”.
Es muy claro que los países comenzarán a hacer sus acuerdos en forma independiente o en pequeños grupos y que los europeos lo harán con los países confiables. Ya han comenzado Perú, Colombia y la UE que reafirman su compromiso con un TLC.
El Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, resaltó que el TLC con Colombia y Perú hace parte importante de la agenda bilateral de la Unión Europea ya que involucra puntos más allá de lo comercial, como valores y objetivos comunes como la democracia, la seguridad y el desarrollo sostenible.
Más claro imposible; las cartas están a la vista.