Oficina del gobierno cuestiona actitud de jueces argentinos ante violadores

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La coordinadora del Programa “Las Víctimas contra las Violencias” del Ministerio de Justicia de la Nación, Eva Giberti
La coordinadora del Programa “Las Víctimas contra las Violencias” del Ministerio de Justicia de la Nación, Eva Giberti, señaló que “el problema de las violaciones y las reincidencias lo tenemos con los jueces, por eso es importante que la víctima no retroceda y sostenga la denuncia. La acompañamos porque antes las denuncias se caían para que las victimas no tuvieran que pasar por el mal trago de que un secretario de juzgado o un juez le preguntaran lo que no tienen que preguntar”.
La psicóloga y asistente social aclaró que “por supuesto que siempre hay jueces que hacen lo esperable y lo debido, pero cuando una víctima no quería ir a un juzgado era porque estaba muy sola, y ahora no lo está”.
Acerca de los juzgados, sostuvo que “y lo que pasó yo, que he sido docente de posgrado de la facultad de Derecho, puedo decirle que la formación que ahí reciben es eminentemente patriarcal y sexista, por lo cual siempre desconfían de la víctima, que en su gran porcentaje son mujeres, y es por eso que las cabezas y las mentalidades de los jueces, no son mentalidades, salvando excepciones, que estén dispuestas a tomar el partido de la víctima”.
En una extensa entrevista efectuada por la periodista Mariana Contartesi, habló sobre violadores, reincidencia, el acompañamiento a las víctimas de la violencia sexual, problemática con los jueces, etc, en El Primero de la Tarde (domingos de 16.00 a 17.00 emitido por radio América, 1190. Así, subrayó que “lo que hacen, en cuanto tienen posibilidad, es decidir dejar al violador en libertad” y añadió: “Fíjese que la ley no los obliga: el texto de la ley lo dice bien claro: podrá darle salidas transitorias, no dice deberá”.
Respecto de la reincidencia, la atribuye a que “busca su placer porque es más fuerte su deseo de tener para sí”, aunque aclaró que “deseo no significa una enfermedad, sino su tendencia su impulso, sus ganas de disponer”.
Destacó: “Entendamos, este es un delito contra la integridad, contra la libertad, contra la dignidad de una persona que se expresa sexualmente el sujeto lo que quiere es tener a disposición a una víctima”.
Al vincular estos hechos a casos de tratas de personas, afirmó que “en la actualidad todo es peor desde el punto de vista de la crueldad masculina; se ha aumentado la distribución de violaciones, en video están corriendo, porque hay videos y posibilidad de subirlos y mostrarlos, hay videos privados, ultra pornográficos con violaciones, y esto tiene mucho que ver con niñas y adolescentes desaparecidas”.
Explicó que “desde el Programa “Las Víctimas contra las Violencias” acompañamos a las víctimas de violación. Lo primero que tiene que hacer es ir a la comisaría aunque la violación sea interfamiliar, o sea dentro de la familia, ya que el 62% de los casos son conocidos y amigos; el asalto callejero es del 38%”.
La siguiente etapa es que “la comisaria tiene la obligación de llamarnos para que vayamos y nos hagamos cargo de la víctima. La policía no tiene que hablar nada con la víctima, a lo sumo preguntarle el nombre, qué le pasó y punto, y donde ahí nos llama, como al juez para hacer una carátula, mandamos a la comisaria un equipo constituido por dos profesionales mujeres. La victima sólo declara delante nuestro, la llevamos al hospital, nos quedamos mientras le dan la píldora del día después y todos los remedios contra la infección de un VIH posible y después viene la identificación del violador. Si no lo identifica en las pantallas de la policía, se hace un identikit, siempre al lado nuestro, y la llevamos a la casa”.
Giberti explicó que “un violador no es una persona enferma, eso es algo que ya forma parte de una coincidencia, por llamarla de este modo, internacional”.
Sostuvo que “un violador es un sujeto que abusa de su poder y que tiene un enorme disfrute, que no es eminentemente sexual, sino secundariamente. Se trata de un abusador de poder que disfruta del maltrato y la tortura a la víctima, e incluye para eso su genitalidad, su sexualidad y al violar incluye el placer sexual, pero lo que busca es conseguir una víctima, tenerla a su merced y gozar con la tortura que les está produciendo”.
Aclaró que dado que no es una enfermedad, puede haber un violador que tenga un cuadro paranoico, por ejemplo, aunque no es lo que estadísticamente se encuentra. “Si fuera un enfermo se estarían buscando remedios para esa enfermedad, pero en ninguna parte del mundo se los considera enfermos. Por eso se los aísla en los países que más se ha trabajado. Por ejemplo, en EE.UU. tienen instituciones aisladas específicamente para ellos y programas en los que dentro de esas instituciones se los trata permanentemente y a los que llegan violadores y abusadores y se los mezcla, porque ambos cometen delitos contra la integridad sexual”.
Especificó que en EE.UU. están consiguiendo algún cambio luego de 14/15 años, y entonces al mismo tiempo “vi que les ponen los que sería un acompañante en otros países, por ejemplo Alemania, que también ha trabajado y ha hecho diversos estudios fisiológicos, tras los cuales no hubo manera de encontrarles enfermedad alguna”.
En el mismo programa radial, Florencia Arietto, abogada y titular de la ONG “Arde la Ciudad” su visión judicial sobre el tema violadores: “Nosotros tenemos un sistema de condena de mínimos y máximos, o sea para determinada clase de delitos hay un mínimo que puede aplicar el tribunal y un máximo, entre ese medio puede de acuerdo con la gravedad del hecho ver que se aplica”
Puso como ejemplo que mientras “el robo con arma tiene una mínima de 5 años y una máxima de 15, la violación tiene una mínima de 10 años y una máxima de 20″.
Y remató diciendo que, por lo tanto, entre ese mínimo y ese máximo los tribunales podrían en causas totalmente distintas aplicarles a un violador y a un ladrón la misma pena.”