Hace una semana atrás los niños del mundo fueron reconocidos por la comunidad internacional, al conmemorarse el Día del Niño en el mundo, ante esto, el 20 de noviembre de 1959 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, el 20 noviembre de 1989 la misma Asamblea adoptó la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN): los niños se convertían en sujetos de derecho.
Cada año se celebra este día, recordando de que el mundo está hecho de gente de todas las edades, cada uno de nosotros tenemos derechos, lo importante es acordarse todos los días. Quién está más expuesto a los peligros de nuestra sociedad, son los niños, a pesar de que están protegidos por declaraciónes y convenciónes internacionales, son personas frágiles y muchas veces olvidadas.
Los desastres provocados por las turbulencias del clima, las emergencias humanitarias, los conflictos violentos y los desequilibrios económicos afectan enormemente a los niños y, en especial, a los más pobres. Víctimas “privilegiadas” porque son representantes de la sociedad fútura y, muchas veces, da la posibilidad de rescate de países en vía de desarrollo.
Cada día se tiene que recordar que cerca de 7,6 millones de niños mueren todos los años antes de su quinto cumpleaños y los niños más pobres tienen entre dos y tres veces más probabilidades de morir antes de los 5 años; de la misma forma, en el mundo desarrollados en su conjunto, 9 de cada 10 niños terminan la escuela primaria, mientras que, en los países menos adelantados, 1de cada 5 niños en edad de asistir a la escuela primaria carece de acceso a la enseñanza, además la igualdad entre los géneros en este sector primaria de la educación todavía no es una realidad en África, Oriente Medio y algunos lugares de Asia y el Pacífico.
En los países de bajos y medianos ingresos, apenas el 23% de los niños VIH positivos reciben tratamiento. ¿Y los niños que mueren cada día bajo las bombas inteligentes o menos? Lugares como Gaza, la Siria, Afghanistan, África o “guerras” cotidianas como las que se combaten por culpa de la mafia en Italia o los terrorismos de cada tipo en el mundo.
No tenemos que acordarnos de los niños sólo un día, sino siempre, lo más posible. Tenemos que acordarnos de “ese niño de siempre ante el panorama del inminente espanto, de la inminente lepra, del inminente piojo del delito o del crimen inminentes” porque somos yo e “yo soy ese niño repulsivo que improvisa una cama con cartones viejos y espera seguro, que venga usted a hacerle compañia” (Reinaldo Arenas “Yo”).
Michela Della Croce
Doctorada en Letras orientación antropológica (Università degli studi di Perugia)
– Mediador intercultural (Università degli studi di Perugia DUEC)
– 2011 Beca de investigación en SMILE – Umbria (Ponte San Giovanni, Perugia). Investigación sobre los riesgos psicosociales de los trabajadores
– 2010 Profesora de lengua italiana para inmigrantes
– Diploma Superior de Español como lengua extranjera (DSE)
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