Historia de amor de la Negrita y el Rubio

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La Negrita duerme a la intemperie y espera el regreso del Rubio
Siempre andaban por el barrio; eran de raza indefinida, como la de tantos perros callejeros que muchos identifican con cierto humor como “PP” (Puro Perro).
La Negrita y el Rubio, pequeños y frágiles, recorrían el barrio ante el cariño de los vecinos que les daban de comer; gesto que ellos sabían agradecer acercándose mansamente para recibir unas caricias.
Inviernos y veranos, siempre a la intemperie, solía vérselos por las calles y el parque del barrio, pero siempre juntos, negándose a entrar en la casa de algún vecino que se apiadaba de ellos y pretendía darles cobijo durante las noches del crudo invierno montevideano.
Dormían juntos, casi pegados uno al otro para darse calor en el parque y el Rubio protegía y defendía a la Negrita si algún perro más grande intentaba acercarse a ella con malas intenciones. Gruñía y ladraba sin importarle el tamaño de su oponente.
Iban siempre unidos por la vida y se apoyaban mutuamente, nunca se separaban. Era emotivo ver ese amor que se profesaron durante años.
Luego de muchos meses de ausencia, volví al barrio y un día al regresar cerca de la medianoche, pasé por el parque y vi a la Negrita sola, acurrucada y hecha un ovillo acostada sobre el césped. Imaginé lo peor y con angustia fui y le alcancé algo de comer; no probó bocado.
A la mañana siguiente le pregunté a un vecino por el Rubio y me contó con tristeza que había muerto arrollado por un automóvil unas semanas atrás.
Muchos se apiadaron de la Negrita e intentaron adoptarla y llevarla a vivir con alguna familia del barrio, pero no hubo forma de hacerla entrar en ninguna casa, solo quería estar en el parque, el lugar en el que vivía acompañada por el Rubio.
Parecería que espera el regreso de su viejo compañero y tal vez tenga temor que si ella se va, él no la encuentre al volver.
La Negrita no sabe que el Rubio nunca podrá regresar, pero su amor es más grande y por eso, sin dudas, lo sigue esperando en medio del frío de un invierno que en pocos días llega a su fin.