En un artículo anterior hablamos del Gran Hermano que controla y fiscaliza con mano dura, los viajes al exterior de sus ciudadanos imponiendo severos gravámenes para desalentar el turismo fuera de fronteras.
Ahora el Gran Hermano confunde los tiempos ya que de la presidenta argentina Cristina Kirchner llegó a decir este jueves 7 de septiembre que , frente a críticas de los medios y de la oposición, “un 20.2% más de argentinos viajaron al exterior. Gastaron u$s 276 millones, 25% más que el año anterior”.
Y es verdad, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la salida de turistas argentinos ascendió en julio a 198.687, lo que significó un alza del 20,2% interanual; y el arribo de turistas extranjeros totalizó 215.511, con una caída del 7,5%. El saldo resultó positivo en 16.824 viajeros.
Pero lo que no dijo la presidenta es que sus datos estaban atrasados y eran del mes del pasado julio, cuando no existían impedimentos económicos para el viajero, ya que ahora en septiembre, con las enormes y desmedidas restricciones al cambio de moneda extranjera, el gravamen del 15% a las compras con tarjetas de crédito y de débito en el exterior y el férreo control y fiscalización a cada viajero que salga del país, aunque no cambie dinero, la realidad es otra y muy distinta, más el impuesto a paquetes turísticos recién agregado, que harán pensar dos veces al interesado en salir de viaje al extranjero.
El gobierno argentino no ha ocultado que estas medidas son para desalentar, entre otras cosas, los viajes al exterior.
Parecería que al Gran hermano argentino se le mezclan el pasado y el presente como si todo fuera lo mismo.












