El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, estimó que “No es habitual. No conozco casos en que un representante de un país extranjero entreviste o converse con los jefes militares de otro país”.
La situación generada por la inexplicable presencia del canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, en el Palacio de Gobierno del Paraguay en momentos en que se debatía en las cámaras legislativas el juicio político a Fernando Lugo, es claramente sospechosa. Al menos por ética, Maduro debía haberse retirado de la sede gubernamental de un país que no era el suyo para no interferir en los asuntos internos de los paraguayos.
Pero los hombres de Chávez, como su jefe, poco o nada conocen de ética o diplomacia y mucho de injerencia en asuntos que no son los suyos.
Según las versiones que se investigan, el canciller extranjero les exigió a los militares que ignoraran la destitución de Lugo y le defendieran.
En rueda de prensa el presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, José López Cháves, relató que el comandante de la Fuerza Aérea del Paraguay, general Christ Jacobs, en una comparecencia ante el Congreso confirmó que Maduro arengó a los jefes castrenses a defender a Lugo.
Las autoridades paraguayas, que encargaron una investigación a la Fiscalía, exhibieron este martes un video en el que se observa a Maduro mezclado entre los tres comandantes y el jefe de Policía en los salones del Palacio de Gobierno el día del juicio a Lugo.
Las imágenes del video son elocuentes, allí se aprecia claramente a Maduro entrando a una sala para reunirse con los militares paraguayos; ese sólo hecho ya es de injerencia en temas internos de otro país.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza señaló respecto a la actuación del canciller Maduro que “Yo no me voy a meter. Es algo raro. Espero que ese tema lo evalúe el gobierno del Paraguay y el gobierno de Venezuela. Ojalá lo hagan juntos”, dijo a los medios de prensa.












