¿Lavalleja cruzó el río?

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Javier García
El jueves fue 19 de abril y la fecha patria pasó inadvertida. Salvo algún homenaje aislado que en el interior del país se realizó, en el resto fue un día sin particularidades. El lunes próximo será feriado para algunos trabajadores y eso hará recordar que es por ese 19 de abril desapercibido del jueves.
Sinceramente pierde sentido que la única razón de un aniversario de nuestro proceso libertador termine siendo un feriado largo. Es una obviedad que nadie come ni paga sus facturas con una fecha patria ni solucionará sus problemas cotidianos si las recuerda, eso no vale ni mencionarlo, como tampoco lo hace si el día del cumpleaños de un familiar lo saluda o no, pero nadie pasa por alto esas fechas porque hacen a la pertenencia a una comunidad, sea la familiar o la nacional. Aquella “comunidad espiritual” con la que Wilson nos definía en buena medida es eso, las cosas que sentimos nuestras, nos identifican y nos hacen ciudadanos de una misma tierra por algo más que los límites geográficos.
Los años no borran aquellos días de fechas patrias donde aún sin clases se iba tempranito en la mañana con una túnica impecable y la moña recién planchada al acto de la escuela, donde participaba la familia y los vecinos. La fecha patria era el momento del barrio, de la plaza pública, de la pequeña comunidad que se encontraba, con todas sus diferencias y con todos sus problemas que no desaparecían por compartir un recuerdo común, pero nos hacían sentir “parte de”. Esta semana la Escuela fue noticia… por un tiroteo entre bandas.
Poco a poco dejamos de compartir espacios comunes y de ejercer ciudadanía. Ni patrioterismos ni chauvinismos baratos que mal le hacen a los pueblos, sino el justo recuerdo de quienes nos hicieron Nación antes que Estado. De una identidad de la cual nos sentimos parte, no mejores que nadie, pero sí orgullosos.
Es paradójico que todo el 2011 se dedicara a recordar el Bicentenario del Proceso Emancipador con fiestas populares en todo el país y abundante mención oficial y apenas unos meses después la fecha de la Cruzada Libertadora de Lavalleja pase con pena por el almanaque. Un decreto nefasto y vigente del período pasado unifica de un plumazo todas las fechas patrias en un día para transformarlas en un acto administrativo sin valor y sin emoción. ¿Alguien se imagina a Francia pasando por alto su revolución y a los franceses sin reivindicarla?
Los pueblos, como las personas, tienen necesidad de conocer su origen y cuando es tan rico en valores y en ideas como el nuestro, ¿por qué ocultarlo? La memoria colectiva es tan importante como la personal. Si es de tanto peso resolver el pasado reciente que divide y enfrenta y se gasta tanto tiempo en interpretar las culpas y las responsabilidades es porque esa memoria, corta, importa. Hay razones de todo tipo, incluidas las políticas. Si recordar lo que nos divide lleva tanto tiempo no se entiende cómo nos olvidamos de un pasado que nos une.
Las empresas públicas gastan montañas de dinero en promocionar espectáculos de todo tipo. Pero ni un minuto del Estado y del gobierno se destina a recordar nuestras fechas patrias que son nuestros cumpleaños comunes. No hacen falta fiestas sino gestos. No es por falta de micrófonos que no se hizo, sobran, lo que faltan son ganas de reivindicar el pasado común y no alentar siempre lo que nos separa. Será porque conviene.