Que los valores se han tergiversado no caben dudas y que la intolerancia gana espacios en la sociedad moderna tampoco.
Como dice el inmortal tango “Cambalache”*, compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo: “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto a un calefón…”.
A pesar del tiempo transcurrido, este tango cada día tiene más vigencia por lo que expresa en sus letras:
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…
Hoy resulta que un terrorista que no respetó los derechos humanos de nadie, robó y asesinó sin piedad a muchos inocentes, es un héroe para algunos y los familiares de las víctimas son fascistas por pedir justicia.
Coincidimos que se deben respetar los derechos de los homosexuales; pero si un padre quiere formar a su hijo con los valores heterosexuales, será indefectiblemente acusado de homofobia.
Si alguien defiende la vida y no está de acuerdo con la liberalización del aborto, será catalogado de retrógrado y fascista, por el simple hecho de pensar diferente.
Las dictaduras que se han verificado en el mundo, son tan repudiables así provengan de la derecha como de la izquierda, pero para algunos si son de izquierdas, se les tolera y todavía se les busca excusas, aunque maten y violen los derechos de los ciudadanos.
Si un político comete un presunto delito, no importa de qué sector provenga-derecha, centro o izquierda- los suyos saldrán a defenderle contra viento y marea, expresando que esperarán el fallo de los jueces, que demostrará su inocencia, “confiamos en la Justicia” aseguran y cuando esta se expide y lo encuentra culpable, cuestionan la imparcialidad de esa sentencia aunque las pruebas sean abrumadoras.
La lista de actos de intolerancia y de falsedades podría seguir, pero para que amargarse, mejor escuchar al cantor uruguayo, Julio Sosa, en una interpretación de Cambalache y aunque ya estamos en el siglo XXI, la vigencia de este tango es cada día mayor.
*-Si bien la canción tuvo un origen y un contexto en su creación, su letra denunciando los males de la sociedad la transforman en un tema universal y aplicable a cualquier país del mundo; además que al representar a la sociedad humana de siempre será un tema vigente en cualquier época. (Wikipedia)